“El filme expresa todas las cosas que temo como madre”
Emily Blunt, protagonista de ‘Un lugar en silencio’
Si ya disfrutaba de un sitial de privilegio, no sólo por una carrera marcada por el éxito, sino por haber sido elegida por Disney como la nueva Mary Poppins, el extraordinario taquillazo de Un lugar en silencio en Estados Unidos ha mejorado aún más esa posición. El filme de terror, dirigido y coprotagonizado por su esposo. John Krasinski, ha superado los cien millones de dólares en apenas diez días, nada mal teniendo en cuenta que apenas costó 17. La actriz británica encarna a una madre de tres niños que, embarazada y a punto de parir, busca preservar su vida y la de su familia en un mundo post-apocalíptico en el que un sonido intenso equivale a la muerte.
¿Por qué quiso participar en una película de terror?
Por el componente emocional. Me intimidaba la idea de interpretar a un personaje que experimenta todas aquellas cosas que más temo como madre, sobre todo el no ser capaz de proteger a mis hijos. Creo que una de las razones por las que Un
lugar en silencio funciona como película de terror es porque te sientes conectado con lo que les pasa como familia. Por eso mismo he visto Tiburón unas 30 veces, porque no trata sobre cómo el animal devora las piernas de la gente, sino sobre esas personas que intentan superar sus miedos.
¿Es cierto que fue usted quien propuso a su marido que dirigiera la película?
Sí. Le enviaron el proyecto como actor y él descubrió que tenía una conexión muy especial con la historia. Recuerdo que acabábamos de tener a nuestra segunda hija, yo estaba sentada en el sofá y él me contó la idea. Yo le dije sin dudar que él tenía que dirigirla. Una vez que se vinculó como director, le sugerí que una amiga mía hiciera mi papel. Pero un día nos pusimos a leer juntos el guion simplemente para ayudarle, y tras escucharme como Evelyn me dijo que llamara a mi amiga y le avisara de que él no la iba a contratar. Finalmente fue él quien le avisó.
¿Disfrutó de aprender el lenguaje de señas?
Sí, mucho. En un principio me ponía nerviosa frente a Millicent, que es sordomuda en la vida real, porque temía decirle algo incorrecto. Ella es un verdadero ángel y una persona muy profunda. Al principio ella estaba muy nerviosa de trabajar con tanta gente que no es sorda. Temía que no le aceptaran, pero fue exactamente lo contrario.Trabajar con ella y con Noah fue muy especial porque nunca sentí que estuviera lidiando con niños, y todo fue muy fácil porque ambos son verdaderos profesionales. En cuanto al lenguaje de señas, fue asombroso ver cómo el equipo técnico se conectó tanto con Millie que todos intentaron aprenderlo porque querían comunicarse con ella.