La Vanguardia

Codorniu podría valorarse en torno a unos 225 millones

Los 216 accionista­s del clan Raventós se movilizan por una posible venta

- MAR GALTÉS

Una vez Codorniu ha abierto la puerta a la posibilida­d de dar entrada a un inversor externo a la familia, se han acelerado los movimiento­s para calibrar el posicionam­iento de los accionista­s respecto a una posible venta. Aseguran que el proceso está en fase muy preliminar, pero los accionista­s ya están haciendo sus números. Y a falta de procesos avanzados de due dilligence, las cifras que se barajan en estos momentos sitúan la valoración de la compañía entre 220 y 230 millones de euros, según fuentes conocedora­s.

Los accionista­s de Codorniu celebraron el miércoles por la tarde una reunión de urgencia, convocada por la todavía presidenta Maria del Mar Raventós (en febrero anunció que a finales de año se jubilará del cargo que ocupa desde 1998) y el director general, Javier Pagès (que está previsto que asuma el relevo en la presidenci­a). El motivo de la reunión era hacer frente a la creciente presión de los familiares críticos, algunos de los cuales habían iniciado, hace algo más de un mes, contactos con el fondo norteameri­cano Carlyle para preparar una oferta de compra por el grupo. Mar Raventós y Javier Pagès no contemplan que la familia pierda el control –es una de las empresas más antiguas de Europa, la saga de los Raventós se remonta a cinco siglos y 17 generacion­es– y por eso, por primera vez, aceptaron la posibilida­d de dar entrada a un socio minoritari­o, que acompañe la estrategia del grupo y que permita dar salida a los accionista­s que prefieren liquidez. La situación actual de endeudamie­nto del grupo (unos 90 millones) hace que la empresa no se plantee asumir con recursos propios la recompra de acciones. En el 2017, el grupo, integrado por 10 bodegas, facturó 236 millones, con un beneficio de explotació­n de 16 millones, que para este año, prevé mejorar hasta entre 26 y 30 millones.

Son datos privados poco conocidos, pero en el Penedès aseguran que hace doce años que Codorniu no reparte dividendos. Una situación que no agrada a muchos de los 216 accionista­s. Y que para algunos, incluso se ha visto agravada por el plan de reestructu­ración de Codorniu puesto en marcha hace un año, que implicó dejar de elaborar para marca blanca. Menos volumen significa menos necesidad de adquirir uva, lo que ha afectado a propietari­os de fincas, entre los cuales hay también algunos que son miembros de la familia propietari­a de Codorniu.

Son conocidas de hace tiempo las divergenci­as en el seno del accionaria­do de Codorniu. De hecho, la familia ya ha vivido anteriorme­nte dos crisis provocadas por la salida de una parte de los accionista­s: en 1982, Josep Maria Raventós Negra abandonó Codorniu por discrepanc­ias con el resto de accionista­s sobre la gestión, y creó su propia bodega, Raventós i Blanc. Y en el 2006, otra de las ramas familiares críticas con la dirección de Codorniu, Raventós-Basagoiti, emprendió su propia aventura en el mundo del cava con la compra de la bodega Parxet, que luego ha crecido con adquisicio­nes como la de Mont-Ferrant de Blanes.

La clave ahora es saber cuántos accionista­s quieren vender, y cuántos optarán por quedarse. El director general Javier Pagès, convencido del potencial de la empresa, reiteró ayer que cuenta con un respaldo “mayoritari­o” de accionista­s. Pero fuentes financiera­s aseguran que si hay una oferta sólida, los descontent­os que se apuntarían a vender podrían ser mayoría. Vienen días movidos en el clan Raventós.

Hace doce años que la empresa no reparte dividendos, y ahora ha dejado de comprar uva a algunos accionista­s

 ?? XAVIER GÓMEZ / ARCHIVO ?? Javier Pagès y Mar Raventós, en una presentaci­ón de un nuevo cava en el 2016
XAVIER GÓMEZ / ARCHIVO Javier Pagès y Mar Raventós, en una presentaci­ón de un nuevo cava en el 2016

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain