Prueba de estrés
LOS psicólogos sostienen que las tres cosas más estresantes que puede vivir un ser humano (dejando al margen el fallecimiento de un ser querido) son el divorcio, el cambio de trabajo y el traslado de ciudad. Manuel Valls (55), después de separarse de su segunda esposa –la violinista Anne Gravoin (52), que además era su amor de juventud–, está considerando la posibilidad de ser el candidato a la alcaldía de Barcelona por Ciudadanos aunque debería cambiar de residencia. Así que Valls podría concentrar una sobredosis de estrés en un escaso margen de tiempo. En la misma semana, ha anunciado en Paris Match que se separaba de su pareja “tras doce años de bella vida en común” y que se había ido a vivir con Olivia Grégoire (39), la portavoz en la Asamblea Nacional de En Marcha, el partido del presidente Emmanuel Macron. Pero también ha manifestado que le haría ilusión ser alcalde de la ciudad donde nació –y donde vive su hermana–, lo que le obligaría a dejar su escaño en Francia y a cambiar su domicilio de París a Barcelona. Valls ha sido alcalde de Évry, localidad de 55.000 habitantes en el área metropolitana de París, así que tiene experiencia de gestión municipal. Lo cierto es que estuvo poco más de catorce meses, porque fue llamado por el Elíseo para ocupar la cartera de Interior.
De un tiempo a esta parte, Valls está muy activo en España. Se le ha visto encabezando manifestaciones, dando conferencias o participando en mítines. En las pasadas elecciones catalanas sorprendió participando en un encuentro del PSC al lado de Iceta, en un acto del PP junto a Cospedal y en un debate de Ciudadanos con Rivera y Vargas Llosa. El común denominador sería su rechazo al independentismo, pero desde el punto de vista ideológico ha estado al lado de socialistas, conservadores y liberales.
Quizás por eso también declaró a
Paris Match que su vida no escapa a las contradicciones, pero la política tampoco.