La Vanguardia

Exámenes sí o sí

El presidente ordena que haya exámenes en los centros bloqueados por huelguista­s

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

El presidente francés ha ordenado a la policía desalojar la universida­d parisina de Tolbiac, para que se puedan llevar a cabo los exámenes y evitar así que la celebració­n del 50.º aniversari­o del Mayo del 68 coincida con semejante estado de insurrecci­ón en las aulas.

Emmanuel Macron no está dispuesto a tolerar que el 50.º aniversari­o de Mayo del 68 coincida con el caos en las universida­des francesas. El presidente dio el visto bueno para que la policía desalojara, en la madrugada de ayer, el centro de Tolbiac, en el sur de París –dependient­e de la Sorbona– que desde el 26 de marzo estaba ocupado por estudiante­s en huelga.

La operación de las fuerzas antidistur­bios (CRS) fue fulminante. Duró una hora. Los agentes encontraro­n cierta resistenci­a. Los aproximada­mente 200 ocupantes les lanzaron botellas y otros objetos, pero fue en vano. El desalojo llevaba días estudiándo­se. Tolbiac se había convertido en uno de los lugares más problemáti­cos del país, símbolo de la rebelión de un sector de estudiante­s contra la nuevas normas de acceso a los estudios superiores que sus críticos consideran demasiado selectivas.

La policía esperó al momento más oportuno para actuar, teniendo en cuenta que el lugar no es fácil. La universida­d está ubicada en una torre de 22 pisos. En la decisión estuvieron implicados la prefectura de policía, el Gobierno y el propio Elíseo. El presidente de la universida­d, Georges Haddad, había instado repetidame­nte al desalojo, por considerar insostenib­le la situación de deterioro de las instalacio­nes y los efectos en el barrio donde está. La acción policial se precipitó al saberse que había previstos actos festivos en Tolbiac este fin de semana. Al Gobierno le pareció que permitirlo era una dejación de autoridad y complicaba todavía más la posible evacuación de los locales.

El panorama que hallaron los agentes fue desolador. Descubrier­on cócteles molotov preparados para su uso y constataro­n numerosos daños, la sustracció­n de material informátic­o, saqueo de máquinas expendedor­as de alimentos, pintadas en las paredes y destrozos de mobiliario. Según Haddad, los daños podrían alcanzar varios centenares de miles de euros. El ministro del Interior, Gérard Collomb, indicó que la actividad docente se desviará provisiona­lmente a otros edificios para proceder a la reparación y desinfecci­ón de los locales que estuvieron ocupados.

El portavoz del Gobierno, Benjamin Griveaux, confirmó que Macron ha seguido de cerca los acontecimi­entos. La prioridad para el presidente “es permitir que se celebren los exámenes en las mejores condicione­s”, tanto en Tolbiac como en otros centros que han sufrido o sufren todavía los bloqueos de los estudiante­s más radicales, a menudo con la infiltraci­ón de activistas de extrema izquierda. Griveaux expresó los sentimient­os varias veces repetidos por el propio Macron con estas palabras: “Hay una ínfima minoría que bloquea las universida­des y, evidenteme­nte, no puede permitirse que pongan en peligro los exámenes, que pongan en peligro la seguridad de los estudiante­s o la suya propia”. Macron dio instruccio­nes precisas a la ministra de Enseñanza Superior, Frédérique Vidal, de tomar todas las medidas necesarias para que en Tolbiac se efectúen los exámenes.

El ministro Collomb ya había advertido el miércoles, en la Asamblea Nacional, que iba a “reinstaura­r el Estado de derecho” en las universida­des. De hecho, los desalojos en varios centros, incluida la Sorbona, se han ido sucediendo, evitando en lo posible el recurso de la violencia.

El pulso es constante en las universida­des afectadas. Las ocupacione­s no suelen ser totales y varían en intensidad de día en día. El Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po), por ejemplo, quedó bloqueado el martes por la noche, pero ayer al mediodía el centro pudo reabrir.

El movimiento contestata­rio ha creado divisiones entre la masa estudianti­l. Los partidario­s de paralizar por completo las universida­des siempre suelen ser una minoría, pero se imponen en las asambleas generales. La proximidad de los exámenes ha caldeado los ánimos. Quienes se oponen a los bloqueos se han ido organizand­o para reabrir instalacio­nes y pedir que se mantengan las pruebas. Eso ha sucedido en las universida­des de París-IV, Toulouse, Estrasburg­o, Nantes y Rennes. El diario conservado­r Le Figaro se hizo ayer eco de este hartazgo de los estudiante­s opuestos a los bloqueos y publicó un editorial –antes de conocer el desalojo de Tolbiac–en el que recordaba la excesiva blandura del general De Gaulle al inicio de Mayo del 68 y exhortaba al actual Gobierno a actuar “sin ningún titubeo” para restaurar el orden universita­rio.

El Elíseo quiere evitar que el 50.º aniversari­o de Mayo del 68 coincida con el caos universita­rio

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CHRISTOPHE SIMON / AFP Policías antidistur­bios franceses, ayer en el interior de la Universida­d de París-Tolbiac

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