Francia expulsa a un imán de Marsella por su discurso extremista
Las continuas advertencias del presidente Emmanuel Macron van seguidas de hechos. De nuevo un imán considerado muy extremista ha sido expulsado de Francia. Se trata del influyente predicador salafista El Hadi Doudi, de Marsella. Por orden del Ministerio del Interior, el imán fue obligado ayer a subir a un avión que lo devolvió a su país, Argelia.
Cada vez que surge la oportunidad, Macron insiste en que el discurso del odio y la apología del yihadismo no van a ser tolerados bajo la excusa de la libertad religiosa. Lo volvió a decir después de los ataques perpetrados el mes pasado en Trèbes, al lado de Carcasona.
La expulsión del imán de Marsella recibió la luz verde del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que en un principio había suspendido la medida a petición del abogado del clérigo musulmán, Nabil Boudi. El letrado argumentó que la repatriación a Argelia entrañaba, para su cliente, el riesgo de verse sometido a tortura o a “tratos inhumanos o degradantes”. El tribunal europeo estableció una moratoria de 72 horas para la expulsión, a fin de reunir informaciones complementarias sobre el caso. Cumplido este trámite, autorizó la expulsión del controvertido imán.
La policía francesa reunía pruebas incriminatorias sobre El Hadi Doudi, de 63 años, desde hacía tiempo. Lo consideraba un referente del salafismo en toda Francia, pues su predicación no quedaba limitada a Marsella sino que se amplificaba al resto del país gracias a internet. Antes de la expulsión, la prefectura de Marsella había decidido ya el cierre, durante seis meses, de la mezquita donde predicaba el imán, decisión ratificada por el Consejo de Estado el pasado 31 de enero. Al clérigo repatriado se le acusaba de promover la discriminación, el odio o la violencia contra personas individuales o grupos, como las mujeres, los judíos, los chiíes o quienes cometen adulterio. A los judíos los calificaba de “hermanos de los monos y de los cerdos”.