Berlusconi desbarata un pacto con el M5E: “Los italianos han votado mal”
La presidenta del Senado fracasa en el encargo de Mattarella de buscar gobierno
Han pasado siete semanas desde los comicios legislativos que dieron la vuelta al panorama político en Italia. Sus electores, como ha sucedido en tantas naciones europeas, optaron por enterrar el sistema bipartidista a favor de nuevas fuerzas que prometían hacer las cosas diferente. En estas siete semanas, no sólo los grandes vencedores, el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la nueva Liga de Matteo Salvini, no han logrado ponerse de acuerdo, sino que están reproduciendo los mismos vicios que tanto han frustrado a sus ciudadanos durante años.
Han pasado siete semanas y los italianos se encuentran igual que el 5 de marzo. Es decir, sin gobierno, con un sistema político completamente fracturado, perdidos en cuanto al rumbo internacional, con la economía estancada –ayer mismo todas las televisiones se asustaban con el dato de que España ha superado a Italia en cuanto a renta per cápita– y con sus líderes tirándose los trastos a la cabeza. Como si todavía estuviésemos en campaña electoral.
El presidente de la República, Sergio Mattarella, que goza de la posición institucional más alta del país como jefe del Estado, está perdiendo la paciencia. Ayer recibió su tercera fumata negra. La presidenta del Senado, Elisabetta Alberti Casellati, le comunicó que le devuelve el mandato exploratorio que le entregó el miércoles. Es decir, que ha fracasado en su intento de que el bloque del centroderecha se entienda con el M5E para formar gobierno.
El escollo tiene nombre y apellidos. Silvio Berlusconi, pese a haber sido relegado a dejar el liderazgo de la derecha con sólo el 14% de los votos, se resiste a jubilarse. Sigue marcando el paso con su negativa a aceptar la última oferta de Luigi Di Maio, el nuevo líder grillino, que le tiene alergia. Di Maio nunca podría presentar un gobierno con un ex primer ministro que ha gobernado durante años y que ahora se encuentra inhabilitado por fraude fiscal ante unos electores que le han votado para acabar con la casta política y la corrupción. Pero el jueves hizo una pequeña concesión: se mostró favorable a un gobierno sólo con la Liga y apoyado externamente por la Forza Italia de Il Cavaliere. La respuesta fue otro no.
“Son gente que no han hecho nada en la vida. Si tuviese que contratarlos en mi empresa sería para limpiar retretes”, dijo ayer un desatado Berlusconi refiriéndose a los grillini. Por primera vez el ex primer ministro dijo claramente que nunca pactaría con el M5E y que él quiere repetir un acuerdo a la alemana con el Partido Demócrata (PD). “Los italianos han votado mal. El M5E es un peligro para el país. No es un partido democrático, es un partido para los desempleados”, continuó en su arrebato en Molise, con elecciones locales este fin de semana.
Las declaraciones de Berlusconi irritaron profundamente a Salvini, aseguran en la Liga. Para esta formación un pacto con el PD sería dar la espalda a los electores italianos y piensa que él ya ha hecho demasiadas concesiones en pos de la unidad del centroderecha para que Il Cavaliere desbarate todas las posibilidades de un entendimiento con el M5E de un golpe. “Mi paciencia se ha terminado”, dijo el líder del bloque derechista. “Me disgusta que ciertas personas, incluso en el centroderecha, estén jugando a destruir en lugar de construir”.
Con este panorama, Mattarella tiene ahora dos opciones. La primera, dar un segundo mandato exploratorio a otra figura institucional, que podría ser el presidente del Parlamento, el grillino Roberto Fico. El joven aliado de Di Maio sería el nombre perfecto para explorar el que se piensa que es el pacto preferido para el M5E. En realidad, puede ser que Di Maio sólo haya estado fingiendo todo este tiempo un flirteo con la Liga para poder decir a sus electores que no le quedaba otra para “el gobierno del cambio” que pactar con el PD y Libres e Iguales, la izquierda minoritaria. Esto cada día que pasa parece más posible, aunque los números para conseguirlo siguen muy lejos.
La segunda opción es la que ayer publicaba La Stampa en su edición impresa: un gobierno formado por técnicos, economistas y juristas, que prepare otra ley electoral para volver a las urnas en primavera del 2019. “Esta es la amenaza de Mattarella –confirma Massimo Franco,
El jefe del Estado podría amenazar con formar un ejecutivo de técnicos para volver a las urnas en el 2019
editorialista del Corriere della Sera–. Les está diciendo que o se entienden, o se verá obligado a decantarse por un gobierno de este tipo”.
El PD estaría muy satisfecho con esta opción. Les daría tiempo a recomponerse de cara a otra cita electoral. Pero al presidente Mattarella le disgustaría, y mucho. Significaría no reflejar en el Ejecutivo la voluntad expresada por los ciudadanos en las urnas y otro fiasco del sistema político italiano.
A quien tampoco le gustaría nada es a Salvini. El liguista ha quebrantado todos los mecanismos sobre el papel y ahora alardea de que va a intentar conseguir un encargo él solo si hace falta para evitar otro gobierno a lo Mario Monti. Esto no sólo va contra el reglamento, sino que es bastante inviable. Si se rompe la unidad del bloque derechista, tiene incluso menos votos y diputados que el PD. Por no hablar del disgusto que produce su persona en Mattarella debido a sus pensamientos internacionales claramente antieuropeístas.
El presidente de la República se ha dado otros dos días para pensar y el lunes comunicará su próximo movimiento. Pero en Italia el miércoles es festivo, y no habrá nada claro hasta finales de semana. Comienza la semana ocho... igual que el primer día.