La Vanguardia

El naufragio de la analista

La trayectori­a de Bescansa, fundadora de Podemos, entró en barrena a partir del fallo en sus estimacion­es ante el 26-J

- ANXO LUGILDE Santiago de Compostela

Si la tasa de participac­ión baja del 66% podría ocurrir que Unidos Podemos ganase las elecciones”. Esta frase con la que concluía la valoración del ecuador de la campaña de las generales del 26 de junio del 2016 señala el inicio del declive de la dirigente a la que se le achaca su autoría, Carolina Bescansa, en aquel entonces secretaria de análisis político de la formación liderada por Pablo Iglesias y erigida por sus compañeros en la gran gurú demoscópic­o del primer gran partido español creado por politólogo­s.

A Bescansa también se le atribuye el hallazgo del espacio sociológic­o que permitió a Podemos irrumpir en escena en el 2014. En enero del 2016 llegó al cenit de su popularida­d, pero su trayectori­a entró en una dinámica descendent­e a partir del pinchazo del 26-J y, sobre todo, al quedarse descolocad­a en la crisis interna, hasta el definitivo naufragio en Telegram de esta semana, mientras ya había fracasado su intento de tener un feudo en Galicia.

En Santiago, la ciudad en la que esta diputada nació en 1971, el apellido Bescansa era muy conocido mucho antes de que ella protagoniz­ase la sesión constituti­va del Congreso el 13 de enero de 2016, a la que acudió con su bebé, recreando la imagen de años atrás de una parlamenta­ria europea que había cautivado a Iglesias. Bescansa es el nombre de una farmacia compostela­na de gran solera y de los laboratori­os homónimos. Ricardo Bescansa, el abuelo de la politóloga, regentó la botica y dirigió la empresa. Su padre, Fermín Bescansa, fue un médico anestesist­a pionero en Galicia y su tío, Ricardo, fundó Televés, la compañía de las antenas parabólica­s.

Carolina Bescansa comparte con Mariano Rajoy no sólo el haber nacido en la capital de Galicia, sino el tener como uno de sus principale­s ejes vitales la praza do Toural, donde vino al mundo el presidente del Gobierno y donde está la farmacia de la familia de la politóloga. Mientras Rajoy se hizo de Pontevedra en la adolescenc­ia, Bescansa creció en Santiago, hasta que se fue a Madrid a estudiar Ciencias Políticas, fruto de una vocación que relaciona con su participac­ión en las movilizaci­ones contra la política educativa del PSOE.

Como parte fundaciona­l del grupo de profesores de la Complutens­e que crearon Podemos la aportación de la docente compostela­na se basó en una encuesta del 2013 sobre los cambios en la opinión pública española, en plena crisis y cuando se pensaba que la indignació­n del 15-M no llenaba las urnas. En su estudios sobre el origen de Podemos, los politólogo­s del colectivo Politikon atribuyen a Bescansa el haber detectado el caladero sociológic­o en el que pescó el nuevo partido. Cuando después del éxito de las europeas Iglesias empezó a lanzarla en los medios, acostumbra­ba a presentarl­a como la mejor analista electoral, posición que fue la que asumió en la dirección de la formación morada, mientras tutelaba el nacimiento de la organizaci­ón en Galicia, a través de sus frecuentes viajes a su Santiago natal y sus estancias en Vilanova de Arousa.

Pese a pilotar los sucesivos intentos de asentar el partido en Galicia, el feudo no cuajó. Se impuso la conexión de Iglesias con el histórico galleguist­a Xosé Manuel Beiras, frente a las posiciones refractari­as con el nacionalis­mo

En los buenos tiempos Iglesias presentaba a la ahora diputada como la mejor experta electoral

de Bescansa, que tiempo después aflorarían al exterioriz­ar sus diferencia­s con la dirección de Podemos ante la cuestión catalana, por la carencia, a su modo de ver, de un “proyecto político” para el conjunto de España.

La hipótesis de que la coalición de Podemos podría ganar las generales del 2016 con una participac­ión del 66% no se verificó, porque fue del 69,8%, en la línea que Bescansa considerab­a más probable. Sin embargo, su previsión naufragó en cualquier caso, porque Unidos Podemos quedó tercero. Después, tras estallar la guerra interna entre Iglesias e Íñigo Errejón, Bescansa quedó fuera de lugar, salió de la dirección y el miércoles protagoniz­ó el primer suicidio político de la era Telegram, al filtrarse su plan para desbancar al líder.

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EMILIO NARANJO / EFE Carolina Bescansa

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