La Vanguardia

El lector expone

La mentira del máster

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La generación nacida en los noventa (de la que yo formo parte) está sumida, en pleno 2018, en una situación de desamparo, angustia y depresión de la que no puede salir. Esto, en parte, se lo ha provocado el poderoso (y, por tanto, peligroso) círculo vicioso de la educación.

El origen está en esa simple frase que te repetían de pequeño y que se podría catalogar como la mentira más grande jamás contada. Me estoy refiriendo a “serás lo que quieras ser”. Maestros, profesores, padres y madres, todos compinchad­os para darnos unas alas tan grandes que, de tan pesadas, harían que nos estampásem­os contra el suelo.

Primero fue el bachillera­to, necesario para cursar la selectivid­ad, necesaria para entrar en una carrera universita­ria, necesaria para conseguir el trabajo de tus sueños. Sin embargo, cuando llegamos al final de ese camino de baldosas doradas nos encontramo­s con una realidad que poco o nada se parecía a lo que nos decían de pequeños. “Serás lo que quieras ser”.

Pero vamos a romper una lanza a su favor: ellos no sabían que habría una crisis en nuestro camino, tampoco que no podrían pagarte la carrera completa y tendríamos que vernos obligados a trabajar de camareros por las tardes; además, ellos creían que con el hecho de estudiar una carrera ya tendríamos trabajo seguro (y uno bueno), porque es lo que sucedía cuando ellos tenían 25 años.

Los tiempos han cambiado, y la carrera no es suficiente. Ahora dicen que tenemos que estudiar un máster, que es lo que te especializ­a, y con el que consigues el trabajo de tus sueños, pero has de invertir mucho más dinero, y eso no lo dicen.

25 años, una carrera universita­ria, un máster, experienci­a profesiona­l como becario en cinco empresas diferentes (sin cobrar, claro está). Sigo trabajando en una cafetería por las tardes. Señores, definitiva­mente no soy lo que quería ser.

JOEL JOVÉ NAVARRO

Barcelona

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