A la caza del pillo: “Te estaré vigilando y lo haré público”
Un experto en ‘big data’ explica cómo detecta a los farsantes
Detectar a los tramposos en grandes pruebas atléticas urbanas, como en los maratones, y demostrar con datos fiables el fraude, se ha convertido para algunos casi en una obsesión. Los pillos quedan al descubierto en las redes sociales, donde algunos de estos cazadores del corredor tramposo publican sus descubrimientos. Jesús Lagos, Arros Runing en Twitter, es un aficionado a correr, con su pareja, que ha aprovechado su profesión como experto en big data para analizar de forma exhaustiva carreras como el Maratón de Madrid.
Los resultados de los corredores, estudiados por Lagos, se someten a la prueba del algodón. “Algunos quedan retratados”, explica. “Hay corredores que se cuelan en la Casa de Campo para ahorrarse tres kilómetros en el Maratón de Madrid; otros se saltan algunos controles, cada cinco kilómetros, o desaparecen y vuelven a entrar. Al final de la carrera observas la evolución de algunos de ellos y su ritmo de carrera se dispara de golpe”, explica Lagos.
Para este experto en big data lo que pasa en las carreras no es más que un “reflejo de la sociedad”, aunque destaca que se trata de comportamientos “minoritarios”. En el caso de la trampa en la Casa de Campo, quienes la hicieron la última vez desconocían que la organización había instalado allí un “paso oculto” para poder descubrir a los pillos.
La afición de este runner por someter a las técnicas de la analítica de datos las carreras populares ha dado incluso como fruto un libro: Análisis y Evolución del Maratón de Madrid 2007-17.
No es el único que se dedica a avergonzar a corredores tramposos. Hay otros muchos ejemplos en las redes sociales y algunos casos sonados. Uno de los pioneros en denunciar al runner fraudulento es el estadounidense Derek Murphy, analista financiero. Sigue revelando las trampas y haciéndose eco de las descalificaciones en pruebas míticas como el Maratón de Boston desde su blog Marathoninvestigation.com, una referencia.
“Decir que eres finisher de una carrera siempre suena bien”, reza una de las guías más populares para los aficionados a correr. Hacerlo en una prueba mítica, todavía más. Uno puede hacerse a la idea de lo que puede suponer, en el otro extremo, quedar descalificado por hacer trampas tras pagar el dorsal en alguna de las majors, como se conocen los seis maratones más prestigiosos del mundo. Mucho más doloroso resulta si el supuesto fraude se hace público adjuntando tu fotografía en la línea de meta, feliz como finisher, medalla en ristre, orgulloso de la presunta marca.
“Hay algunos resultados muy sospechosos”, advierte Murphy en su blog, con uno de sus últimos análisis dedicados al Maratón de Boston. La lluvia fue uno de los factores, según detalla, que explica que más corredores de lo habitual no fuesen detectados este 2018 con su chip en el dorsal a pesar de que sí pisaron las alfombras de control de kilometraje.
“Hay varios corredores que parecían comenzar el maratón y abandonaron el recorrido solo
Aficionados a las carreras analizan los tiempos parciales para denunciar la picaresca y sonrojar a los atletas
para regresar después en las últimas millas. Algunos parecieron hacer un esfuerzo inicial antes de abandonar el maratón, solo para reincorporarse al recorrido en la última milla, hacerse algunas fotos y recoger la medalla”.
“Te estaré vigilando y lo haré público”, advierten los cazatramposos como Derek. Sus informaciones, al detalle, se basan en la analítica de datos. En el último Maratón de Boston dice que al menos “diez corredores con tiempos de llegada no pasaron antes por ningún punto de cronometraje intermedio hasta después de que correspondía al medio maratón”.