Alfie Evans, el otro Charlie Gard
La justicia británica niega el traslado de un niño con una grave enfermedad neurodegenerativa a un hospital del Vaticano
El desgarrador caso del pequeño Alfie Evans recuerda tristemente al de Charlie Gard, el bebé con una rara enfermedad terminal que conmocionó al mundo después de que sus padres se enfrentaran con la justicia británica por su tratamiento.
El papa Francisco se volcó personalmente con Gard, que murió a finales de julio, y ahora está haciendo lo mismo con Alfie Evans, de casi dos años.
A partir de sus siete meses de vida, Evans comenzó a perder movilidad y desarrollo hasta que terminó en un coma irreversible. Los médicos de Liverpool se han visto incapaces de identificar la enfermedad neurodegenerativa que sufre, y sobrevive desde diciembre del 2016 conectado a un soporte de ventilación artificial. Después de una larga batalla judicial, la familia ha perdido todos los recursos contra el Tribunal Supremo del Reino Unido, que decidió en febrero que el niño sea desconectado después de que los médicos del hospital pediátrico Alder Hey considerasen que seguir con el tratamiento era “cruel, injusto e inhumano”.
“Quiero confirmar y repetir que el único dueño de la vida es Dios y nuestro deber es hacer todo lo posible para protegerla”, dijo el papa Francisco en la audiencia celebrada este miércoles en el Vaticano.
Aunque no es la primera vez que el Pontífice se expresa públicamente a favor de Evans –ya lo había hecho en la oración del Regina Coeli del pasado domingo y a través de Twitter–, el mensaje de Francisco del miércoles fue especial. Justo antes de que celebrase la audiencia, donde cada miércoles se acerca a los fieles en la plaza de San Pedro, el Pontífice recibió a Thomas Evans, de 21 años, el padre del pequeño. Junto con su mujer, Kate James, de 20, Evans le pidió a Francisco que haga todo lo que esté en su mano para evitar que desconecten a su hijo. El Papa está empeñado en que se respete “la dignidad” del niño.
Como sucedió en el caso de Gard, el hospital Bambino Gesù de Roma, que depende de la autoridad del Vaticano, ha solicitado al Reino Unido el traslado del niño bajo petición del Papa, que quiere que el centro haga “lo posible y lo imposible” para traerlo a Italia. El secretario de Estado del Vaticano llamó personalmente a la presidenta del hospital pediátrico vaticano, Mariella Enoc, para transmitirle los deseos de Bergoglio.
Si el niño va a Italia y muere, “por lo menos habrá muerto como un héroe, intentando sobrevivir”, dijeron los padres.
La doctora Enoc ha explicado que el Bambino Gesù está preparado para abrir sus puertas al pequeño Evans. Aunque no se proponen curarlo, porque parece ser imposible, quieren cuidar de él. El tratamiento que proponen consiste en una hidratación básica y una traqueotomía para ayudarle a
El Papa se ha volcado en este caso, que recuerda la trágica situación del bebé británico que conmocionó al mundo
respirar. Se quieren hacer cargo también de todos los gastos de transporte y del tratamiento. El hospital lleva en contacto con los médicos británicos que cuidan a Alfie Evans desde el pasado mes de julio, y en una carta dirigida al Pontífice, Enoc expresó su “gran estima” por estos profesionales.
Por el momento parece imposible que se pueda materializar la voluntad del Vaticano. Los padres del pequeño volvieron a perder el lunes un recurso presentado ante la Corte de Apelaciones del Reino Unido para trasladarlo a Roma. La justicia británica se negó alegando que los médicos del hospital de Liverpool han establecido por unanimidad que su situación es irreversible. Ya han visto frustradas sus esperanzas ante el Supremo británico y la Corte Europea de Derechos Humanos, y ahora se estaban planteando llevar de nuevo el caso ante el máximo tribunal del país, pero ayer se les denegó.
Además de implicarse con Alfie Evans, el Papa ha pedido rezar también por Vincent Lambert, un ciudadano francés de 41 años, y desde hace diez en estado vegetativo. Sufrió un accidente de coche en el 2008 y los médicos del hospital de Reims piden interrumpir sus tratamientos, en contra de los deseos de sus padres y parte de sus hermanos. Por el contrario, su esposa, Rachel Lambert, está a favor de suspenderlos. “Recemos por el respeto de la vida de todas las personas y en particular de estos dos hermanos”, exclamó Francisco en la plaza de San Pedro.