La Vanguardia

Un Lleó en la Diagonal

El pintor planta en Barcelona la instalació­n que creó para Park Avenue, en Nueva York

- TERESA SESÉ Barcelona

Desde hace años, a Lluís Lleó (Barcelona, 1961) le acompaña como estímulo persistent­e un sentido de la aventura y la idea de sacar la pintura a la calle. También la de habitar sus propios cuadros. “El arte, como la gente, como las ideas o como las costumbres, ha de exponerse fuera de la carcasa protectora de los museos, que para mí son como depósitos de cadáveres... Me interesa ver qué pasa con mi obra en contacto con la vida, si se transforma o no, si desaparece o perdura, cómo deja su huella el paso del tiempo”, dice el artista, que meses atrás regresó a Barcelona, su ciudad natal, tras 29

años en Nueva York.

Fruto de esa mezcla de audacia y tenacidad, Lluís Lleó se convirtió la pasada primavera en el primer pintor que ha logrado exponer en Park Avenue, un espacio de escultura al aire libre en Manhattan que en las últimas dos décadas ha acogido muestras de Jean Dubuffet, Robert Indiana o Niki de Saint Phalle. Allí expuso Morpho’s Nest in a Cadmium House, una instalació­n en la que el artista remitía al románico catalán con unos frescos que le daban a su obra pictórica una tercera dimensión escultóric­a y que cumplía su sueño de hacerla habitable. “Mis cuadros me gustan cuando siento que puedo vivir en ellos”, confiesa. Para ello, utilizó como lienzo cinco bloques de piedra arenisca de canteras del Empordà, pintados en el anverso y el reverso, en rojo y azul, que ahora vuelven a cruzar el Atlántico para quedarse al menos por cuatro años en la Diago- nal, frente al Palau Reial. Los cinco monolitos de casi cuatro metros de altura que formaron parte de la instalació­n de Nueva York se han plantado a lo largo de la semana y este martes, cuando tenga lugar la inauguraci­ón, se añadirá un sexto en homenaje a su amigo el artista Xavier Corberó, uno de los grandes impulsores de la escultura pública en la Barcelona preolímpic­a, de cuya muerte el día 24 se cumple un año. “Nos conocimos en 1989 cuando vino a ver mi muestra en la galería Alejandro Sales. Me dijo: ‘Si vienes a Nueva York, te ayudaré, me gusta mucho lo que haces’. Le contesté que ya vivía allí. Cogimos juntos un avión de vuelta y nos hicimos muy

VIAJE DE IDA Y VUELTA

Los bloques de arenisca del Empordà que se exhibieron en EE.UU. vuelven a Barcelona

FRENTE AL PALAU REIAL

La obra se quedará cuatro años en la capital catalana, prorrogabl­es a otros cuatro

amigos. Cumplió su palabra, me ayudó siempre y en todo. Yo tenía un padre pintor que me enseñó cosas decisivas para vivir y Javier fue otro padre en otro sitio que me ayudó a vivir mi vida de mayor. A veces pienso que en mi obra está el amor por la pintura de mi padre y el amor por las piedras de Javier”.

Morpho’s nest in a cadmium house, el título, hace referencia a la mariposa Morpho, especie que vive en Centroamér­ica, de cuyo azul cobalto ha pintado las piedras. “Me interesa la arquitectu­ra porque es el arte que tiene más impacto en la gente, el que define tu forma de vivir: el sitio donde te despiertas o te acuestas tiene un impacto tremendo en la dignidad de tu vida. Y de alguna manera imaginé que esto podía ser un nido para mariposas en la casa de cadmio del título, que es un rojo con un poco de blanco. Siempre me han interesado las mariposas por su fragilidad, me maravilla que un ser tan efímero, que vive 115 días, tenga esa potencia, pero así son también los sentimient­os y los pensamient­os, efímeros”.

Tres de las seis piezas de la instalació­n en la Diagonal forman parte de la colección del Banc Sabadell. Miquel Molins, su director, le retó cuando era sólo un proyecto para Nueva York: “Si consigues exponer tus pinturas en Park Avenue te compro tres”, y cumplió su palabra, permitiend­o así que pudiera crear las obras que ahora formarán parte del paisaje barcelonés por un periodo de cuatro años, prorrogabl­es a otros cuatro.

Para Lleó es importante que el arte salga a la calle. Su bisabuelo decoraba los techos de las mansiones barcelones­as. Su abuelo era acuarelist­a y diseñador publicitar­io que diseñó carteles de propaganda republican­a en la Guerra Civil y su padre era pintor. “Y yo soy pintor porque quería ser como mi padre. Cuando él estaba en casa era mi padre, pero cuando entraba en el estudio era un niño jugando, mezclando colores y soñando. Y a mí me gustaría que alguien quisiera ser pintor porque ha visto estas piedras. Vivimos rodeado de tecnología, pero la tecnología no imagina, no fracasa, no sueña... Estas obras han pasado por mi cabeza, no por mi teléfono. Cuanto más cerca esté el arte de la gente, más impacto tendrá”.

Lleó decidió hace menos de un año volver a Barcelona y dejar Nueva York. “Es una ciudad muy bestia, inhumana”, considera. “No podía seguir más tiempo allí. Se había vuelto para mí insoportab­le y solitaria. Es extremadam­ente competitiv­a y los sitios tan competitiv­os son también muy frustrante­s porque nunca nada es suficiente, hagas lo que hagas. Aprendí a ser pintor allí, he conocido a gente maravillos­a como el crítico Robert Hughes, otro padre. He cocinado muchas paellas para sus amigos, para Salman Rushdie, Lucien Freud, Richard Rogers... Nueva York me ha dado la oportunida­d de ver cosas que nunca habría visto aquí. Pero no te puedes hacer mayor allí. Además ahora mismo están las cosas muy feas en EE.UU. Trump es el síntoma, no el problema. Entras al metro y está lleno de Trumps. Y aquí también. ¿Cuántos conocemos aunque no lleven el pelo amarillo?”.

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 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Jardines de Pedralbes Lluís Lleó fotografia­do esta semana frente a su instalació­n Morpho’s nest in a cadmium house; al lado, en su estudio, junto a uno de los bloques de arenisca
MANÉ ESPINOSA Jardines de Pedralbes Lluís Lleó fotografia­do esta semana frente a su instalació­n Morpho’s nest in a cadmium house; al lado, en su estudio, junto a uno de los bloques de arenisca
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IM RIBAS

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