El Rey y el mundo del libro homenajean a Sergio Ramírez, premio Cervantes
El narrador nicaragüense recibirá el lunes el gran galardón de las letras hispanas
Mientras voy en el Ave hacia Madrid aprovecho para leer a Sergio Ramírez. No conocía la obra del premio Cervantes 2018, y he optado por el libro de 1999 Adiós muchachos, que acaba de reeditar la editorial DeBolsillo. Constituye su crónica personal de la revolución sandinista, de la que fue uno de los líderes, y su posterior etapa como vicepresidente de Nicaragua.
Se trata de un testimonio lleno de historias intensas, exilios, conspiraciones, viajes por Europa y América, amigos e hijos de amigos muertos en la lucha antisomozista. Con buenos retratos de personajes que fueron leyenda como Edén Pastora, el segundo Comandante Cero (yo no sabía que hubo un primero), Tomás Borge o el poeta escritor Ernesto Cardenal, del que Ramírez cita unos versos estremecedores.
En honor del autor se celebraba ayer la tradicional comida previa a la entrega del Cervantes, en el Palacio Real. Ramírez iba acompañado de su simpática esposa, Talita –que según cuenta en el libro se mantuvo firme a su lado en las circunstancias más rocambolescas– y sus hijos y cónyuges. En el aperitivo pudieron hablar, o cruzarse, con una representación del mundo del libro: los responsables de los grupos Planeta y Penguin Random House, José Creuheras y Núria Cabutí; el presidente de los editores españoles, Daniel Fernández; el de los editores catalanes, Patrici Tixis; la editora de Alfaguara Pilar Reyes, el presidente de la RAE, Darío Villanueva.
La presencia de académicos es habitual en este encuentro: están José Manuel Blecua, Carme Riera, Luis María Ansón o Francisco Rico, que enseña sigilosamente, como si mostrara contrabando, un ejemplar recién salido de imprenta de su último libro –o librito–: Paradojas del independentismo (se refiere al catalán, claro). Lo publica Visor y se distribuirá de cara a la Feria del Libro de Madrid.
Entre los autores, Javier Sierra, Javier Moro –ambos a punto de desplazarse a Barcelona para el Sant Jordi–, Dolores Redondo, Najat el Hachmi, Álvaro Colomer, Luis G. Martín, Rosa Montero, el filósofo Javier Gomá…
Entre los agentes literarios, Luis Miguel Palomares, director de la agencia Balcells, y Antonia Kerrigan, que representa al galardonado.
El almuerzo, en el comedor de gala del Palacio Real, se abre siempre con un breve discurso del Rey y un brindis por el premiado. Felipe VI, satisfecho de estar “rodeado de talento”, habla en clave iberoamericana, de una cultura “cada vez más cohesionada y a la vez abierta al mundo global” a la vez que señala “horizontes de libertad”. Del autor elogia “la sabiduría, la elegancia y la precisión con la que navega por los amplios mares de la lengua”.
El menú –ligero– incluye ensalada de bacalao, merluza “con pil pil ligero al azafrán con borrajas y manzana confitada” y postre de chocolate.
El encuentro permite hablar informalmente con personas del entorno del monarca. Pregunto a una de estas personas por el caso del rapero Valtònyc: me explica que la Casa Real no es parte en este tema, que escapa a su competencia y atañe, me dice, exclusivamente al poder judicial.
A la hora del café los corrillos facilitan el acceso a los monarcas. José Creuheras agradece a la reina Letizia su prescripción de hace unos días, en la entrega de premios El Barco de Vapor y Gran Angular, al revelar que sus hijas “son grandes aficionadas a la lectura”. “Es el tipo de apoyo que los editores necesitamos”, argumenta. Le pregunto a Sergio Ramírez: –Un revolucionario como usted, ¿cómo vive esta jornada en un Palacio Real?
–¡Muy bien! –contesta–. ¡Me quedaría a vivir aquí!
COMPETENCIA JUDICIAL
Pregunto por el caso Valtònyc: me explican que la casa real no es parte en este tema
ESCRITOR Y POLÍTICO
Al líder sandinista se le ve encantado en el palacio Real: “Me quedaría aquí”