La Vanguardia

Los guardianes de una nueva ilusión olímpica

JUAN ANTONIO SAMARANCH SALISACHS Y PERE MIRÓ SON LOS ARTÍFICES DE LA RENOVACIÓN DEL COI Y LOS MEJORES INTRODUCTO­RES DE UNA RENOVADA CANDIDATUR­A BARCELONA-PIRINEUS QUE ABONE UNA NUEVA ERA DE CONSENSO

- RAMÓN ÁLVAREZ

El deshielo entre las dos Coreas que propiciaro­n los Juegos Olímpicos de invierno de Pyenongcha­ng, en los que Norte y Sur se avinieron a desfilar juntos y bajo una misma bandera y formar algún equipo mixto, ha llevado a Pere Miró a tener que responder a una pregunta recurrente de familiares y amigos cercanos. ¿Si el Comité Olímpico Internacio­nal (COI) ha conseguido eso en Corea, no podría echar una mano para rebajar la tensión en Catalunya? Una pregunta medio en broma y medio en serio para la que este catalán de Manresa que ejerce de mano derecha de Thomas Bach, presidente de la institució­n y abanderado de un renovado espíritu olímpico, tiene ya preparada una respuesta: quizá esto sea más difícil, pero quién sabe. Una afirmación medio en broma, pero también medio en serio, que deja en la duda al interlocut­or.

La posibilida­d de que Barcelona vuelva a postularse como candidatur­a olímpica, esta vez de invierno, desempolva­ndo el proyecto coempeña mún con los Pirineos que el actual gobierno municipal decidió enterrar tras estudios y comisiones y que la secretaría general de l’Esport trata de rescatar como una inesperada tabla de salvación –así lo explicaba La Vanguardia el pasado sábado–, tiene en este ex alto directivo de Barcelona’92 y en el vicepresid­ente del COI e hijo del artífice de aquellos Juegos, Juan Antonio Samaranch júnior, dos piezas clave para poder articular un nuevo sueño olímpico que a día de hoy puede parecer iluso, pero que con voluntad bien podría convertirs­e en una nueva y oportuna ilusión.

Nacido en 1957, Miró lleva más de media vida vinculado a un organismo que ha visto y hecho crecer con el ejemplo de Barcelona’92. Su papel como gestor de aquellos Juegos le condujo a Lausana. De hecho, el día después de la ceremonia de clausura recibió la llamada de Samaranch padre para que llevase el testigo de aquella recordada cita olímpica al COI. La invitación era tentadora y desde aquel día –y ya van 25 años– aquel gestor olímpico se convirtió en alto directivo del organismo. Hoy día se des- como director general adjunto y es el artífice en la sombra de las grandes transforma­ciones que ha sufrido este estamento.

De la misma generación que Miró, Samaranch Salisachs es el directo heredero de la obra de su padre en el COI. Llegó a la institució­n en el 2001, elegido en la misma sesión en que se retiró Samaranch padre. Una circunstan­cia que, como su propio apellido, podrían haberse convertido en una losa. Pero su trabajo y su carácter le bastaron para hacerse valer como un directivo hábil dotado de una proverbial mano izquierda. Hasta el punto de que en el año 2012 fue elegido miembro de la comisión ejecutiva imponiéndo­se a una leyenda del atletismo como el expertigui­sta Serguéi Bubka. Tras trabajar al frente de áreas de marketing y de liderar los derechos televisivo­s y de nuevos canales de comunicaci­ón, en agosto del 2016 se convirtió en unos de los cuatro vicepresid­entes del COI. Su ascendenci­a sobre Bach es innegable.

¿Pueden convertirs­e estas dos piezas clave del movimiento olímpico en acicate para esa hipotética candidatur­a Barcelona-Pinineus? Su influencia es evidente. Sobre todo a la hora de introducir la candidatur­a o proyecto, como de hecho lo son las ocho propuestas con las que cuenta el COI para albergar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026 (Calgary, Sapporo, Estocolmo, Sion, Salt Lake City, Denver, Reno y Graz).

Con estas ciudades, el organismo iniciará una fase de diálogo a la que aún podría sumarse Barcelona si bien el plazo de presentaci­ón expiró el 31 de marzo. Tras el acuerdo entre París y Los Ángeles para repartirse las citas olímpicas de verano del 2024 y del 2028, el Comité Olímpico Internacio­nal ha cambiado radicalmen­te su política de elección con la filosofía de conseguir grandes citas por encima de grandes negocios.

Miró, conocedor de ese germen nacido en una secretaría general en funciones, no duda en animar a sus impulsores desde la distancia y la discreción. Samaranch, con un perfil público, ya lo hizo desde las páginas de este mismo diario en vísperas de la cita coreana. Pidió consenso, calma y un proyecto bien hecho, que corrija los errores de las candidatur­as de Madrid. Si no es para el 2026, para el 2030, aunque parece necesario que la renovada Barcelona-Pirineus ya estuviese en la serie de contactos que inicia el COI.

La actual situación política, evidenteme­nte, no ayuda. Aunque como indica la sentencia más conocida del mundo de los negocios que estos dos catalanes siguen a pies juntillas, de las peores crisis siempre salen las mejores oportunida­des.

Los familiares y amigos catalanes de Pere Miró están tan desconcert­ados como la clase política y el resto de la sociedad. Pero el ejecutivo olímpico al menos les ha dado una oportunida­d para creer. Lejana, si se quiere, pero real.

“¿Si los Juegos han llevado el deshielo a las dos Coreas, qué tal en Catalunya?”, preguntan a Miró

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VCG / GETTY Juan Antonio Samarach Salisachs fue elegido miembro de la comisión ejecutiva del COI imponiéndo­se a una leyenda del atletismo como el expertigui­sta Serguéi Bubka
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MARK RUNNACLES / GETTY Gestor durante Barcelona’92, Pere Miró recibió la llamada de Samaranch padre el día después de la ceremonia de clausura. Hoy es la mano derecha del presidente del COI

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