El micrófono omnipotente
Se diría que Joan Armengol tiene poderes porque con su imperturbable micrófono ha abducido a miles de personajes durante su larga carrera profesional. Prueba de ello son las ágiles entrevistas en Televisión Española (TVE), aunque él empezó en la radio, su medio preferido. “Nunca había ido sin corbata”, se excusa cuando nos recibe en su casa donde, aunque vive retirado, se oye un pequeño transistor sobre la mesa y la televisión de fondo. Servicial y amable, arropado por las fotos con los famosos y los diplomas con que lo han distinguido, lamenta el desengaño del tiempo pero no puede desentenderse de la actualidad que es parte de su vida.
Hasta hace cosa de cuatro o cinco años tenía un programa semanal en Ràdio Estel. “Me entero de todo gracias a los medios, pero la falta de forma física me impide ser como mínimo espectador de los acontecimientos”. Lo dice porque antes acudía a muchos actos, pero ahora le resulta cansado. “Me encantaría tener más base para opinar como creo”, dice este periodista vocacional y autodidacta. “La tecnología lo ha cambiado todo, por suerte para bien; antes un magnetófono podía pesar hasta diez kilos”.
El 17 de agosto de 1934, dos años antes de la Guerra Civil, Joan Armengol Costa nació en Igualada. El padre era curtidor de pieles y la madre trabajaba en una fábrica de punto. Conserva imágenes vagas de la guerra pero habla de los aviones que veía por el cielo y de cómo corrían hacia un refugio para resguardarse. Pasado el conflicto nació una hermana. Primero estudió en el colegio de monjas de la Divina Pastora y después en los Escolapios. La vocación nació siendo monaguillo en la parroquia. “A las señoras que se cuidaban de la iglesia les gustaba como leía desde el púlpito”.
Esta involuntaria escuela de dicción lo empujó en 1950 a pronunciar las palabras inaugurales de la radio local, entonces ligada a la Falange. Fue el bautizo en el oficio que se consagraría definitivamente en 1967 cuando le entrevistó Manuel del Arco en La Vanguardia. Armengol también ha probado la prensa escrita. “Mientras hacía el servicio militar en Tánger colaboraba con la Pan American Radio y enviaba reportajes al Diario de Igualada”. En 1957 entró en Radio Barcelona y 1971 en TVE, donde ejerció de editor del informativo Miramar, tarea que compaginaba con entrevistas en Radio Nacional de España. “Quizás habré hecho 80.000 entrevistas, pero muchas son al mismo personaje, porque cuando había Liga, a Kubala, por ejemplo, lo entrevistaba más de una vez cada temporada”.
Esta es una muestra de las celebridades que ha conocido: Vittorio Gassman, Cassius Clay, Mijaíl Gorbachov, Richard Nixon, Pau Casals, la exemperatriz Soraya de Persia, el Cordobés, Marlène Dietrich, Fidel Castro, Cantinflas, Kirk Douglas, Dalí… Otros están asociados a curiosas anécdotas. Charlie Rivel fue padrino suyo de boda, a Orson le acompañó de copas, a los Beatles los entrevistó en la escalera del avión, a la trapecista Pinito del Oro, montados ambos encima del trapecio, al domador Luigi Gerardi, en la jaula con los leones dentro, y a Francisco Franco le plantó el micro en las narices en una audiencia en el palacio de Pedralbes y el dictador dio un pequeño salto pero contestó.
En 1977, acompañó al presidente Josep Tarradellas en el primer viaje en avión desde el exilio francés hasta Madrid y, reviviendo la escena, recuerda que después de abrir una botella de champán el presidente dijo a su mujer: “¡Antonieta, quien nos lo había de decir!”. El periodista ha presentado festivales y congresos por todo el mundo: Dinamarca, México, Guatemala, Perú, Brasil, Egipto, Marruecos, Cuba, Venezuela, Egipto…
“No me quejo de cómo estoy, pero la vejez es una estafa”, dice lleno de nostalgia el locutor que tanto retransmitía una misa del gallo como un partido de fútbol, que hacía guardia en los hoteles y en el aeropuerto para pescar personajes y que después de la típica pregunta “¿Motivo y alcance de su visita?” corría hacia los estudios con la exclusiva a cuestas. “Siempre he mantenido un estilo sobrio, nada agresivo, sin tutear a los entrevistados, intentando no herir y dulcificando el tono”. Un hombre orquesta del periodismo.
El periodista se codeó con celebridades del siglo XX y, aunque vive retirado, tiene la radio y la televisión de fondo