Un paseo por la Rambla
Cuatro de los principales tenistas visitarán la popular arteria como muestra de respeto a Barcelona
Un día después de que la fiesta de Sant Jordi haga latir con vitalidad la principal arteria de paseo de Barcelona, puesta de largo con miles de colores como cada 23 de abril. Una jornada después de que las paradas de librerías exhiban las novedades editoriales, de que sus autores dediquen sus obras, de que las floristerías con sus rosas inunden de cromatismo el singular pavimento ondulante, de que los enamorados paseen su amor y miles de pies la caminen arriba y abajo, dándole vida... la Rambla vuelve a respirar, a recuperar el pulso pausado de cada día. Es entonces, este martes 24 de abril, cuando el tenis del Trofeo Conde de Godó llevará un puñado de su tierra batida al corazón de Barcelona.
Encabezada por la alcaldesa, Ada Colau, una delegación de autoridades y deportistas visitarán la Rambla, a las 10.30 h, en el Pla de l’Os, allí donde la rambla de Sant Josep se convierte en la rambla de los Caputxins; un enclave conocido popularmente por el mosaico de Joan Miró, en la confluencia con la calle de la Boqueria y del Hospital. Un lugar escogido por su simbología, por convertirse tras los atentados yihadistas del 17 de agosto del 2017 en un espacio de solidaridad, de paz, de orgullo ciudadano, de hermandad, de integración, para dejar atrás el dolor de aquella funesta jornada estival.
A la alcaldesa la acompañarán cuatro de los tenistas top del cuadro del Barcelona Open Banc Sabadell –que debían ser designados–, además del director del torneo, Albert Costa, el presidente del Real Club de Tenis Barcelona, Albert Agustí, y la concejal del distrito, Gala Pin.
Con el Palau de la Virreina, la Bo- queria y el Liceu como testigos, la representación del Trofeo Conde de Godó realizará un paseo por este tramo neurálgico de la Rambla para transmitir su muestra de respeto, estima y arraigo a la ciudad que lo acoge desde hace 66 años. Esta visita respetuosa será una señal de recuperación de la normalidad, de la vida cotidiana de la ciudad, igual que los millones de pasos de vecinos y turistas que transitan cada día la vía peatonal más identitaria de la ciudad.
Pasó el tiempo de duelo, atrás quedaron los sentidos homenajes a las víctimas en forma de velas, de mensajes, de carteles, de peluches, de flores, que taparon el mosaico de Joan Miró. Nueve meses después de aquel triste 17 de agosto, la Rambla vuelve a palpitar y los círculos y la flecha del mosaico vuelven a lucir, como el cartel del Trofeo Conde de Godó.