La Vanguardia

“Vi un Nastase-Stan Smith en 1972...”

Toni Nadal se enamoró del tenis a los once años: con el tiempo se ha convertido en un icono de este deporte

- SERGIO HEREDIA BARCELONA

COMO TENISTA

Como jugador, mi nivel era de segunda nacional; lo dejé a los veinte años: entonces empecé a entrenar a mi hermano Miguel Ángel”

RECONOCIMI­ENTO

En estos días, el RCTB homenajear­á a Toni Nadal: bajo su consejo, su sobrino ha firmado diez victorias en el torneo

Apenas era un niño, pero lo recuerda muy bien, me dice Toni Nadal (57), que hace una pausa antes de seguir:

–Tenía once años cuando encendí la televisión. Ilie Nastase y Stan Smith se jugaban la final del Masters en el Palau Blaugrana. Era 1972. Me encantó. –¿Y se puso a jugar?

–Bueno, en Manacor no había posibilida­des. Tan sólo una pista. Tuve que esperar un poco, hasta los trece años. Y un año más tarde, el tenis ya era mi pasión. –¿Qué ocurrió?

–Empecé a disputar torneos por España. Entonces me gustaba el fútbol, y también el ping-pong, todas esas cosas que haces cuando eres un chico. Pero me decanté por el tenis.

–¿Y hasta dónde llegó?

–Mi nivel era de segunda categoría nacional. No jugaba mal, pero tampoco muy bien. Era correoso en la pista, aunque me faltaban los golpes ganadores.

Dice que luego se cansó. Desengañad­o, se puso a otra cosa. Por ejemplo, a entrenar a otros talentos.

–A los veinte me di cuenta de que no sería lo suficiente­mente bueno. Vi que apenas llegaría a una primera categoría nacional. No me gusta alargar demasiado las cosas, así que lo dejé como tenista.

A partir de ahí, por sus manos empezaron a pasar aspirantes. Tipos con posibilida­des. Por ejemplo, su hermano Miguel Ángel. El lector lo recordará: Miguel Ángel acabó jugando en el Barça.

–Miguel Ángel era bueno. Fue campeón de Mallorca y de Baleares. Podía haber sido uno de los mejores tenistas de España. Pero el fútbol llamó a su puerta. Dejó el tenis a los quince años, cuando ya jugaba la Liga Juvenil de División de Honor de fútbol. Entonces apareció Rafael. Aquí conviene un inciso.

Nos encontramo­s ante uno de los mejores deportista­s de la historia. Un prodigio que ha ganado 16 torneos del Grand Slam, alguien casi irrepetibl­e.

Alguien que había sido moldeado por Toni Nadal. Su tío.

Rafael Nadal tenía tres o cuatro años. Era un flaco que crecía despacio: para darle más duro golpeaba a dos manos, de drive y de revés. Con el tiempo hubo que elegir un brazo y Toni Nadal se equivocó: creyó que su sobrino se perfilaba mejor con el izquierdo. Rafael Nadal es diestro para todo, también para escribir.

Como era canijo, Nadal tuvo que buscarse la vida. Aprendió a soltar directos poco ortodoxos. Lo hemos visto mil veces: tras el golpe liftado, la raqueta de Nadal envuelve su cabeza. Aún lo hace.

Toni Nadal nunca fue partidario de esos mecanismos. Los aceptó porque le eran útiles a Rafael y desbordaba­n al rival. Pero le desagradab­an:

–No me gustan. Para nada. Siempre me han gustado los golpes ejecutados con normalidad, el estilo clásico. Lo que pasa es que Rafael empezó a golpear así de pequeño, de juvenil. Necesitaba hacerlo para descolocar a sus rivales, que a menudo eran mayores y más altos. Tenía doce años y jugaba contra los de quince. –Pero aquello le fue bien... –apunto. –Le ayudó a ganar títulos, y por eso siguió usando el golpe. Pero nunca lo de- fendí. Me gusta el tenis clásico. Si pudiera elegir, preferiría que Rafael golpeara como Federer.

Juntos, trazaron una carrera impecable. Y así se mantuviero­n hasta este enero, cuando Carlos Moyá y Francis Roig le tomaron el relevo.

Toni Nadal quedó como consejero, muy implicado en la academia de Manacor, donde forma a nuevos talentos.

–Me queda la ilusión, pero no debe cegarme. Nunca me impidió ver la realidad. Ni con mis hijos, que también juegan. No puedo trabajar sin esperar que las cosas vayan bien, pero eso no sólo depende de mí, sino también del tenista.

–Y si Djokovic le quisiera a usted como entrenador, ¿qué haría?

–No pasará. Pero es difícil decirle que no a Djokovic. Es un número uno. Si es una persona educada, no iría a tope como con mi sobrino, pero estaría encantado de acompañarl­e en un torneo. Lo que pasa es que el mundo ha cambiado. –¿A qué se refiere?

–Es complicado trabajar con corrección con los jóvenes. Antes vivíamos en una sociedad que respetaba a los mayores. Ahora no tengo edad para ir detrás de un niño que se comporte mal. En todo caso, entrenar a Djokovic sería como entrenar al Barça o al Madrid.

En estos días, el RCTB homenajear­á a Toni Nadal.

–Fui juez de línea aquí. Crecí viendo sus finales. He visto a Nastase, Orantes, Borg. Y ganar aquí era una de nuestras aspiracion­es con Rafael.

Van diez títulos.

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está dedicando a formar a jóvenes talentos para
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MANÉ ESPINOSA El futuro Toni Nadal posa para La Vanguardia en la academia de tenis de Manacor, en cuyas pistas se está dedicando a formar a jóvenes talentos para el futuro

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