El otro Sant Jordi inesperado y friki
El mundo no ha sido siempre tal y como ahora lo conocemos. Hubo una época muy, muy lejana en que, de forma natural, convivíamos en nuestra imaginación con magos, guerreros, dioses y monstruos.
Hasta que esos seres mitológicos fueron expulsados de la cultura oficial y debieron buscar refugio en los libros de fantasía y ciencia ficción; en cómics de aquí y de Japón; en videojuegos de todos lados, así como en juegos de rol y de mesa: en productos culturales fuera del canon. Y así nació una cultura alternativa que, en Barcelona, tiene un lugar de residencia privilegiado en eso que se ha dado en llamarse el triangulo friki de la ciudad, allá por el Arc de Triomf, Passeig de Sant Joan arriba, y hasta alcanzar la plaza Tetuán...
Allí se vivió ayer un Sant Jordi diferente, singular: friki si queremos. Más tranquilo que en otros lados. De pasear entre tenderetes, de perderse y charlar. Donde las terrazas acogen a los compradores cansados frente a una cerveza o un vino, algo impensable en otros lados de la ciudad, mucho más tumultuosos y ajetreados...
Un Sant Jordi donde la rosa y el libro más tradicional, el de la Casa del Libro, para entendernos –que tiene parada en la zona– convive con naturalidad con otras ofertas más especializadas. Como la dedicada a las obras de fantasía y ciencia ficción de la librería Gigamesh, sin ir más lejos. Ese lugar de vicio y subcultura, como a ellos les gusta identificarse, los de Juego de tronos, pioneros en frikismo literario y cultural. La parada, tranquila; la tienda llena. ¿Los más vendidos? Emilio Bueso y la trilogía de El problema de los tres cuerpos, de Cixin Liu.
Sin olvidar los cómics de Norma, los juegos de rol de Kabuki, o los manga de Chanuchi...
“La cultura propia de la fantasía y la anticipación no ha encontrado su lugar en el canon literario español, y menos todavía en catalán”, comenta Ricard Ruiz Garzón, que firma en Gigamesh Mery Shelley y el monstre de Frankenstein, escrito en catalán, un ensayo de autor sobre la vida y la obra de Mary Shelley, tan oscurecida por su creación, el monstruo inmortal.
“La novela negra ha entrado por derecho propio en el canon. Pero al fantástico, con un espacio claro y definido en cine y la televisión, de absoluta normalidad, le queda camino para ser reconocido como literatura”, dice.
Este Sant Jordi friki es más: es un paseo por la cultura china, representada en la zona. Es el festival de monstruos y magos de Los reinos de Grumnion, la novela de Soraya del Ángel convertida en realidad por un día. Es editorial Caballo regalado, El jardín del libro o Mercovia...
Es un Sant Jordi inesperado.
Una fiesta alternativa se afianza en Arc de Triomf, Passeig de Sant Joan arriba, cerca de plaza Tetuán