“Quiero modificar, no destruir el acuerdo de paz de Colombia”
Iván Duque, candidato de centroderecha a la presidencia
Iván Duque (Bogotá, 1976) es el favorito para ganar la primera vuelta de las presidenciales colombianas. A un mes de las elecciones del 27 de mayo, todas las encuestas vaticinan una polarización entre el centroderecha que representa Duque y el centroizquierda del exalcalde bogotano Gustavo Petro. El último sondeo, de esta misma semana, augura que ambos pasarán a segunda vuelta y otorga a Duque el 38% de los votos frente al 28% de Petro. Abogado y senador los últimos cuatro años por Centro Democrático (CD), el partido de su mentor, el expresidente Álvaro Uribe, Duque pasó el jueves por Buenos Aires para codearse con los guardianes del liberalismo latinoamericano clausurando un seminario de la Fundación Internacional para la Libertad, que preside Mario Vargas Llosa. El candidato se reunió con el escritor y con los presidentes de Argentina, Mauricio Macri, y Chile, Sebastián Piñera, de visita oficial a la capital porteña.
Pese a su identificación ideológica con Uribe y los líderes de la derecha del continente, Duque es percibido en Colombia como exponente del ala más progresista de su partido, aunque en su currículum oficial se defina como “conservador” y “creyente en Dios”. Con 41 años, es el candidato de menor edad, lo que le ayuda a empatizar con los votantes más jóvenes. Cuando La Vanguardia le pide que se defina ideológicamente rehúye identificarse con la izquierda, la derecha o el liberalismo. “De extremo centro”, insiste tres veces.
Tras más de medio siglo de guerra contra las FARC, el presidente Juan Manuel Santos logró en el 2016 un histórico acuerdo de paz, con renuncias por ambas partes, para que la guerrilla abandonara las armas y se integrara n la vida política. Sin embargo, usted quiere revisar el acuerdo para impedir, entre otras cosas, que los líderes de las FARC ocupen sus diez escaños en el Parlamento. ¿No está poniendo en peligro la paz?
Primero, los que están poniendo en peligro los acuerdos son los propios miembros de las FARC que siguen en el narcotráfico, los que no han entregado la información de los niños reclutados, los que no han entregado todo el dinero para reparar a las víctimas, los que no han entregado todas las armas y ahora están en poder de disidentes... Ellos son los que están poniendo en peligro los acuerdos. Yo quiero una paz para mi país y quiero una paz sostenible. Por eso nunca he dicho que hay que destruir los acuerdos, lo que hay que hacer son unas modificaciones para que la paz no sea una política del gobierno, sino una política de Estado duradera y creíble. Eso implica que logremos que el narcotráfico no sea un delito amnistiable y, por ende, conexo al delito político. Segundo, que la erradicación y la sustitución de cultivos (de coca) sea obligatoria y no voluntaria, porque lo que hemos visto en los últimos años en Colombia es el crecimiento exponencial, nuevamente, del área sembrada, que es el combustible de la violencia. Tercero, que las armas y el dinero escondidos impliquen que los cabecillas pierdan los beneficios para que no se burlen del país ni de las víctimas. Y cuarto, aceptando que haya una justicia transicional, evitar que sea compatible estar en el Congreso y, al mismo tiempo, cumplir una pena por crímenes de lesa humanidad. Creo que esas cuatro solicitudes básicas lo que hacen es lograr una paz creíble. Si no se hacen estas modificaciones, tendremos el resurgir de nuevas formas de violencia y la estructuración de un monumento a la impunidad.
En cualquier caso, parece que la violencia continuará de todas formas porque se calcula que hay 18 grupos de disidentes de las FARC que siguen actuando; uno de ellos, la banda narco que acaba de asesinar a tres periodistas en la frontera con Ecuador. Pero si encima se modifican los acuerdos, afectando específicamente a los antiguos líderes de la organización, ¿no podría suceder que los excomandantes guerrilleros decidan volver a la guerra?
Yo siempre he dicho que a toda la base guerrillera hay que garantizarle la reinserción, el desarme y la desmovilización sin reincidencia. Ayudarles. Lo que he dicho con respeto a la justicia no es nada distinto a lo que el propio Gobierno dijo en la campaña del plebiscito. Los defensores del acuerdo en la campaña del plebiscito dijeron que ningún criminal de lesa humanidad llegaría al Congreso sin presentarse a la justicia especial, sin decir la verdad, sin cumplir las penas y sin reparar a las víctimas. Hoy estamos viendo que están llegando al Congreso personas en esas condiciones. Es una contradicción por parte del propio Gobierno. Y lo que estoy pidiendo es que en la nueva justicia transicional se haga incompatible el ser congresista y cumplir una pena por delitos de lesa humanidad. Eso no es extremista, eso es cumplir con el Estatuto de Roma (por el que se creó la Corte Penal Internacional), al cual Colombia accedió hace más de quince años, y que dice que para esos delitos graves en el ámbito internacional debe haber penas proporcionales. Si la proporcionalidad no está y si no hay una sanción privativa o restrictiva de la libertad incompatible con un privilegio como el de ser congresista, lo que se configura ahí es impunidad. Y creo que en ese caso lo que se activaría también es la justicia internacional.
¿Y cuál es su postura sobre las negociaciones que se llevan a cabo con la guerrilla del ELN?
Lo que no puede seguir ocurriendo es un sainete, una opereta donde hablan de paz y siguen cometiendo actos criminales. Y creo que la base de un proceso creíble con el ELN es la concentración previa, con suspensión de actividades criminales y supervisión internacional durante un tiempo perentorio. Puede haber una reducción sustancial de penas, pero no la ausencia de estas. Si no están dispuestos a aceptar eso, los vamos a perseguir con toda la capacidad ofensiva del Estado y con toda la capacidad sancionatoria de la justicia.
Si llega a la presidencia, ¿en qué se parecerá o diferenciará su gobierno de los de Álvaro Uribe? Mi gobierno será el gobierno de Iván Duque. Voy a ser el presidente de los colombianos y voy a trabajar con una agenda de futuro para mi país, basada en legalidad, en emprendimiento, en equidad, en dar un espacio a una nueva generación, en unir a los colombianos en torno a propósitos comunes, en promover un gran pacto por Colombia para las reformas necesarias y en situar al país en el siglo XXI. Y, obviamente, en el desarrollo de eso quiero invitar a todos los sectores políticos y sociales de Colombia a participar en ese gran acuerdo. Y el expresidente Uribe va a estar en el Congreso de la República; acaba de ser reelegido y será el líder de la bancada de mi partido, de la bancada del gobierno, y espero contar con su apoyo para sacar adelante la agenda de reformas que necesita Colombia.
¿Por qué califica al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de dictador? Porque está oprimiendo al pueblo, porque asumió todos los poderes públicos, porque ha aniquilado las libertades, porque ha restringido el ejercicio de la expresión política y me parece que cada una de sus conductas viola sistemáticamente el Estatuto de Roma.
¿Es partidario de una intervención militar en Venezuela?
Yo no patrocino intervenciones militares. Lo que espero es que haya una acción diplomática y decidida de los países de América Latina que defendemos las libertades y la Carta Democrática Interamericana, para que esa dictadura sea asfixiada por los canales diplomáticos y se dé un tránsito a la democracia.
Si es presidente, ¿que posición tomará respecto a la demanda de independencia de Catalunya?
Yo creo que la unidad de España es importante para el mundo. Creo que la unidad de España es importante para la historia. Creo que la unidad de España es importante para América Latina.
EXGUERRILLEROS DE LAS FARC “No es compatible estar en el Congreso y cumplir una pena por lesa humanidad”
VENEZUELA
“No patrocino intervenciones militares, espero que la dictadura sea asfixiada”
INDEPENDENCIA DE CATALUNYA “La unidad de España es importante para el mundo, para la historia y para América Latina”