Pompeo exige a los europeos que paguen la factura de defensa
El nuevo secretario de Estado pide una respuesta a las agresiones rusas
Doce horas después de asumir el cargo de secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, entró en la sede de la OTAN para exigir mano dura con Rusia y más incremento en los presupuestos de defensa de los aliados. El nuevo responsable de la política exterior norteamericana llegó confirmando la importancia que da su país a la Alianza Atlántica. El trabajo que aquí se lleva a cabo es “incalculable”, dijo Pompeo para añadir que Estados Unidos está preparado para seguir liderando la OTAN. Un mensaje que contrasta con el posicionamiento inicial de Donald Trump cuestionando el papel de la Alianza.
Pero, a las palabras amables las acompañaron las exigencias. Una, muy repetida, es que los aliados europeos paguen su parte correspondiente de la factura de la defensa. Pompeo exigió a todos, y muy concretamente a Alemania, que es de los países más rezagados, que cumplan con el aumento hasta el 2% del PIB de los gastos de defensa en 2024. Es el objetivo a que se comprometieron todos los aliados en la cumbre de Gales hace cuatro años. Lo cierto es que se ha llevado a cabo un esfuerzo palpable. Se ha pasado de una tendencia de reducción continuada de los presupuestos de defensa (tiempos de crisis económica en Europa) a un aumento considerable que ha llevado este año a ocho países a sumar el 2% exigido. Del resto, la mayoría tiene planes aprobados para conseguirlo o al menos acercarse, como es el caso español. En cambio, el gasto alemán queda aún lejos.
Estados Unidos presiona y avisa que pasará lista en la cumbre de jefes de Gobierno de julio. “Todos tienen que cumplir los objetivos, remachó Pompeo, que colocó este tema como una de las grandes prioridades de la próxima cumbre. Las otras dos son el refuerza de las capacidades de defensa y la lucha antiterrorista.
El nuevo secretario de Estado norteamericano, que tiene fama de halcón y de ser muy próximo a Trump, mantuvo un tono duro con Rusia, y consiguió convencer a sus socios de que el nivel de la agresión rusa requiere una respuesta. Será en julio cuando habrá que precisarla. Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenbeg, afirmó que la relación actual con Rusia no tiene precedentes: “No estamos en la vieja guerra fría, pero tampoco en la asociación estratégica que intentamos construir después de la guerra fría”. Una situación en la que defiende la política de la OTAN de combinar una respuesta firme a Rusia con el mantenimiento de canales de diálogo abiertos. Esta reunión de ministros fue la última que tuvo lugar en la sede actual de la OTAN, porque la organización está de mudanzas. Se traslada a unas flamantes instalaciones que substituirán al vetusto edificio que desde 1967 alberga al cuartel general, y donde se han tomado las grandes decisiones que en la vida de la Alianza. Para cerrar la sesión Stoltenberg rescató un antiguo mazo, regalo de Islandia, que se usaba para sesiones extraordinarias hasta los años ochenta. Con el mazo en la mano, Stoltenberg, en presencia de los 29 ministros, pronunció la despedida: “Hoy, desmantelamos esta sala”.
“Todos tienen que cumplir los objetivos” de gasto en defensa, dijo el nuevo secretario de Estado