Una vuelta al ruedo ibérico
Cebo, sugerente local frente al Congreso de los Diputados
Los hoteleros catalanes conquistaron Madrid hace años. Este paso resulta obligado en el desarrollo turístico para saltar al continente americano, y más en concreto a los países del cono sur. En este momento está creciendo otro interés diferente. Implantar en la capital sugerentes locales de restauración. Los modelos experimentados en la Ciudad Condal se expanden y consiguen así, como hemos podido constatar estos últimos meses, éxitos relevantes.
Esta vez prestamos atención a un bonito local, moderno y confortable, con un servicio de alto nivel y una propuesta culinaria bastante original. Cebo llevará abierto unos dos años hacia el mes de junio. Aurelio Morales, madrileño de nacimiento y catalán de adopción (había cocinado años en el Miramar de Llançá), se presenta en la Villa y Corte al amparo de Jordi Clos, en los bajos del cosmopolita hotel Urban de Madrid.
Morales no ha querido perder su creatividad, el trabajo y su conocimiento de los mejores productos del mar. Esta vez, con la mirada puesta en una original carta que reproduce la geografía española, nos propone un menú de 17 platos, uno por cada autonomía del país. Un segundo más compacto, a 95 €, dibuja un paseo gastronómico para probar algunos de los productos más representativos del ruedo ibérico: el rebujito y la gamba blanca desde Andalucía, las olivas y el ternasco de Aragón, la anchoa y el picón de Cantabria, el pote gallego, la berza y las pechinas de Galicia, el cerdo ibérico de Guijuelo (Salamanca), el bacalao con mollejas, sello de la Rioja, la huerta dulce de Navarra, el calçot, el erizo de mar y los guisantes de Catalunya.
Un servicio excelente, una mesa montada con el máximo refinamiento y un interiorismo de diseño arropan una cocina valiente, sin complejos, creativa, elaborada y con platos que volveríamos a repetir. El menú de clásicos tiene que ser puesto seguro para su visita.
Vinos para tomar y otros para soñar a precios muy interesantes. El excelente sumiller se llama Yassine y procede de Marruecos, un buen lugar para tirar de grandes botellas. ¡Él le aconsejará!