LA TERAPIA DE LUIS FELIPE NOÉ
Luis Felipe Noé es uno de los pintores argentinos vivos más prestigiosos y respetados. A punto de cumplir 85 años es, junto a Julio Le Parc, uno de los últimos supervivientes de su generación. Exponente del neoexpresionismo local y fundador del grupo Nueva Figuración, Noé no tiene obra en museos españoles, pero sí en el Guggenheim de Nueva York, así como en cualquier colección de arte latinoamericano que se precie. Conocido popularmente como Yuyo y obsesionado con el concepto del caos, sigue trabajando todos los días en su casa taller del barrio de San Telmo, donde no sólo pinta sino también pergeña libros. Escribe ensayos donde arte y filosofía van de la mano o idea compilaciones de sus obras, como la que presentó el jueves en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), que el año pasado le homenajeó con una gran exposición retrospectiva. El curioso volumen, titulado En terapia, recoge los dibujos que Yuyo realizó en 1971, cuando decidió buscar la ayuda de un psicoanalista para superar el bloqueo mental que le había llevado a dejar de pintar, desencantado con el mundo artístico y con la vida. La particularidad es que Noé dibujaba en la mesa del consultorio mientras conversaba con el profesional y buena parte de esas obras veloces quedaron sobre la mesa del psicoanalista, que las conservó y dató para, años más tarde, devolvérselas al autor.