Juegos ambientales y un visor de fauna interactivo
La educación ambiental es una línea de acción fundamental del AMB en los parques. Por ejemplo, Can Zam dispone de la Jugatecambiental, que cada domingo por la mañana, durante los meses de primavera y otoño, ofrece talleres de divulgación gratuitos. En la red de parques hay 34 espacios de juego, donde en 2017 se realizaron 1.085 actividades distintas, con un total de 43.600 participantes. En el parque del Litoral, los protectores y señales alrededor de la desembocadura transmiten al ciudadano los valores naturales de este espacio protegido y las actuaciones públicas que se están llevando a cabo para mejorarlo. Además, el paseo marítimo cuenta con un aula ambiental que abre todo el año y ofrece decenas de actividades gratuitas. “Decía Jean Piaget que cuando le enseñas algo a un niño le quitas para siempre la oportunidad de descubrirlo por sí mismo. En este sentido, los parques metropolitanos y sus espacios de juego proporcionan un aprendizaje vivencial y un contacto con la naturaleza muy útiles para conocerla y respetarla”, reflexiona Cirera.
Las aves son la fauna más abundante en los parques metropolitanos: representan el 80 % de las 139 especies de vertebrados detectadas. Por este motivo, el pasado mes de enero el AMB estrenó un innovador visor de fauna, que se puede consultar de forma gratuita por internet y que ha contado con la colaboración del Institut Català d’Ornitologia. Permite filtrar qué aves se han visto en cada parque e incluye una breve descripción, una ilustración y su canto. Así puede saberse, por ejemplo, que en los últimos doce meses se han visto 85 especies de aves en Can Zam, 31 de las cuales este mismo mes de abril. La proximidad del río favorece la presencia de especies menos habituales en los parques, como la garza real, el martín pescador o la polla de agua.
“Los espacios naturales urbanos también tienen un papel relevante en la conservación de la biodiversidad mundial; por ejemplo, en lo que se refiere a las aves que realizan grandes recorridos migratorios y necesitan espacios para descansar y alimentarse”, recuerda Cirera. Cuando sobrevuelan grandes continuos, los parques se convierten en un refugio indispensable para su supervivencia.