Theresa May confía en salir tocada pero viva de las municipales inglesas
El Labour aspira a obtener los mejores resultados de su historia en Londres
Si para Theresa May y los conservadores británicos hay un territorio comanche, sin duda es Londres. Sus parques son como las llanuras de Kansas para los pioneros que cruzaban el Medio Oeste en busca de oro y fortuna, los votantes proeuropeos de Hampstead son sioux armados con arcos y flechas electorales, los pubs de Mayfair son los cañones de Arizona donde el jefe navajo Jeremy Corbyn les prepara una emboscada. Ayer se celebraron en la capital inglesa y centros urbanos unas elecciones municipales en las que los tories resultarán heridos, pero la cuestión es si salvarán la cabellera.
El escenario de los comicios no podía ser más hostil para el partido alfa británico, ese Londres multicultural donde se hablan más de doscientos idiomas, con una elevada población de extranjeros, que votó masivamente en contra del Brexit en el referéndum del 2016, que se resiste a la austeridad, con un alcalde hijo de paquistaníes, focos de progresismo intelectual perenne y barrios donde un concejal conservador es algo tan exótico como un comerciante chino en los poblados del Salvaje Oeste americano.
Que el Labour va a ganar cuando se anuncien hoy los resultados está cantado, la cuestión es por cuánto. El principal partido de oposición aspiraba a obtener los mejores resultados de su historia en los 32 distritos que componen la capital, y a conquistar bastiones conservadores como Westminster o Wandsworth, así como Trafford en Manchester (donde se encuentra el estadio de Old Trafford) y otros núcleos urbanos de Birmingham, Newcastle y Leeds. Pero las encuestas sugerían que se iba a quedar corto respecto a sus aspiraciones.
Un año después de los comicios anticipados en los que Theresa May perdió por pura incompetencia la mayoría absoluta que había heredado de Cameron, las municipales son vistas cómo un barómetro del estado de los partidos en pleno debate sobre el Brexit, con la economía estancada, el escándalo del trato a los inmigrantes de origen caribeño y las acusaciones de antisemitismo al líder laborista Jeremy Corbyn. Con frecuencia sus resultados tienen poco que ver con los de las generales, porque hay un factor de protesta que luego se diluye, y cuestiones como los socavones en las calzadas, el cierre de un hospital o la recogida de basuras marcan la pauta. Pero aún así, siempre son indicativas, y con frecuencia constituyen un toque de advertencia al Gobierno.
Para May han llegado en un momento muy inoportuno, por la permanente precariedad de una Administración cuyo destino es hacer que el Brexit haga de cualquier manera un aterrizaje forzoso, tras la dimisión de su ministra de Interior, Amber Rudd, por el tratamiento hostil a los inmigrantes legales del Caribe que vinieron al país en los años cincuenta y sesenta, con su Gobierno dividido entre quienes propugnan una ruptura total y una ruptura parcial con Europa. Todo ello en medio de una crisis existencial del neoliberalismo económico, incapaz de pagar sueldos que respondan a la inflación o de construir viviendas de precio razonable.
El resultado de Londres va a estar incuestionablemente determinado por el Brexit, y numerosos europeos (que pueden votar en las municipales) no ocultaban su deseo de tomarse la revancha por el desenlace de un referéndum en el que no tuvieron ni voz ni voto. También, aunque en menor medida (circunscrito al barrio de Kensington y Chelsea, el Fort Knox tory), por el incendio de la Torre Grenfell y la ineptitud en la gestión del desastre, ya que casi un año después la gran mayoría de supervivientes siguen sin residencia permanente, albergados en pisos provisionales.
Una consideración importante es que desde las últimas municipales ha desaparecido prácticamente el UKIP como fuerza política, presentando apenas un puñado simbólico de candidatos. El reparto de sus concejales va a determinar en buena parte hasta qué punto Theresa May sale intacta de esta incursión a territorio comanche, y si Jeremy Corbyn presenta sus credenciales como un futuro Cochise, Caballo Loco o Toro Sentado. Probablente ni ella ni él lograrán su propósito.
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