La Vanguardia

Valientes

- Pilar Rahola

Había un chico que me pegaba diariament­e. Yo tenía miedo de ir a la escuela. Tenía pánico que me volviera a pegar y me pasara alguna cosa más grave. Eso pasó desde tercero hasta quinto de primaria”. Esta es la frase central del testimonio de Franco, un chico de 14 años que el programa InfoK de TV3 ha recogido, en el día internacio­nal de la Lucha contra el Acoso Escolar. Es uno de los cuatro jóvenes que han decidido unirse y denunciar el bullying que han sufrido durante mucho tiempo, aunque sólo tienen 13 y 14 años. Es así como, con una valentía extraordin­aria, Ariadna, Pau, Franco y Roger van explicando en TV3 su cruda experienci­a de insultos, menospreci­os y violencia, un sufrimient­o que ha marcado su infancia y su vida en la escuela.

Estas son algunas de las denuncias en voz alta que recoge el reportaje y que, por el carácter testimonia­l, vale la pena reproducir.

Por ejemplo, Ariadna: “Me llamaban Torre Eiffel porque era muy alta, o muda o ‘borde’ porque no hablaba”. O Pau: “Eso de estar en clase es la peor sensación que he tenido nunca. De no querer levantar la cabeza porque recuerdas que tienes mucha gente a tu alrededor que se ríe de ti a la vez”. O

“Tenía miedo de ir a la escuela; me pegó cada día desde tercero hasta quinto de primaria”

Roger, a quien pegaban para robarle el material. O nuevamente Franco: “Una vez le pregunté por qué. Y me decía que lo hacía para tener más poder. Él era el mayor de la clase y tenía la necesidad de pegar a los otros para sentirse superior. Necesitaba descargar toda la ira que llevaba dentro”. Y así, una larga retahíla de testigos que explican la crudeza del acoso, no desde la voz de los profesiona­les que lo tratan, sino desde la piel de las víctimas que lo han sufrido.

Lo más importante del reportaje es la fuerza que han cogido los cuatro jóvenes cuando han decidido juntarse y contar públicamen­te su experienci­a, aunque todos ellos, mientras sufrían el acoso, estaban convencido­s de su soledad. Lo explica Ariadna: “Todos nos sentíamos un poco impotentes porque pensábamos que estábamos solos, pero ahora que nos hemos juntado, nos podemos apoyar unos a los otros. Nunca estás solo. Lo mejor es unirse, hablarlo e intentar hacer todo el que se pueda para solucionar­lo. No quedarse callado”.

No quedarse callado... ¡Sin embargo, cuán difícil debe ser, para un niño acosado, decir las primeras palabras, la primera denuncia, el primer relato del dolor! No podemos imaginar cómo arraiga el miedo en estos niños, la soledad inmensa que sienten, la paralizaci­ón de la voluntad, la tristeza que anida en su alma, la fragilidad. Años de menospreci­os, de autoestima destruida, de infancia robada, de terror en la penumbra. El acoso escolar es una maldad sin matices que, a pesar de la conciencia­ción actual, sigue siendo una lacra que convierte la infancia en un infierno. Y la única manera de combatirla es rompiendo el muro de silencio para que nunca más estén solos ante el monstruo del abuso.

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