La Vanguardia

Vecinos de la estación del Nord se rebelan contra la insegurida­d

El PDECat pide explicacio­nes a Colau sobre el plan de choque que se aprobó hace dos años para llevar a cabo en Fort Pienc

- RAÚL MONTILLA

Un menor llega a la plaza de Fort Pienc, a espaldas de la estación del Nord, medio descalzo, con ropas sucias, agitando una maltrecha botella de plástico de agua. Se dirige al centro de la plaza, a una fuente que queda justo delante de la biblioteca del barrio y del mercado. La llena unos diez centímetro­s y se sienta en el suelo. Llega otro chico con una lata de pegamento en polvo y se sienta a su lado. Lo mezclan. Llegan dos más. Lo inhalan. Se levantan, pero apenas pueden caminar.

La escena pasó ayer, a las 10.50 horas en una plaza en cuyo entorno también hay dos escuelas. Se repite a casi cualquier hora, casi cualquier día. Eso aseguran algunos vecinos que están cansados y preocupado­s. Se quejan de la degradació­n de esta área, de todo el entorno de la estación del Nord, que, apuntan, en los últimos meses ha ido a peor. “Los pequeños robos son continuos, las amenazas y las peleas. Por la plaza no se puede pasar por la noche, pero en algunos momentos del día tampoco”, apunta Juan Hurtado, vecino de la zona. “Hay calles por las que no debes pasar si no quieres que te roben”, añade otra vecina, Maria José.

No muy lejos de allí está el centro que se abrió a finales del año pasado y que está gestionado por el Consorcio de Servicios Sociales de Barcelona, con la participac­ión del Ayuntamien­to y la dirección general de Atención a la Infancia y la Adolescenc­ia (DGAIA). Un centro destinado a jóvenes en situación de vulnerabil­idad y que entre sus objetivos también tiene el de prestar atención a menores que están solos y que tienen, precisamen­te, un problema de adicción a la cola. Algunos de los jóvenes que van al centro –en este caso, mayores de edad– aseguraban ayer que los menores de los que se quejan los vecinos son chicos que no van al centro y aún no están dentro del circuito asistencia­l.

El centro está en la calle Ribes, que es la que divide en dos la plaza Fort Pienc, para los vecinos uno de los focos de insegurida­d: hay más, como por ejemplo el cercano parque. Pero la plaza es lo que más preocupa porque es de paso obligado para ir al mercado, al centro cívico, a la biblioteca, uno eje del barrio. Más allá de la fuente que habitualme­nte utilizan los menores paras sus mezclas, a su alrededor hay diversos bancos en donde, también ayer a primera hora, un grupo, en este caso de mayores de edad, compartían varias cervezas. “Por las noches se convierte en un dormitorio gigante”, manifiesta otra vecina que señala que este grupo ya estaba de antes de los sintecho acampados recienteme­nte en un solar de la calle Vilanova, al lado de la parada de metro.

La situación del barrio, los problemas

El barrio está preocupado por un grupo de menores que inhalan cola en la vía pública

“de convivenci­a y el aumento de la percepción de insegurida­d entre los vecinos” fueron llevados ayer por la tarde al pleno del distrito del Eixample por el PDECat. El grupo Demòcrata instó al gobierno de la alcaldesa Ada Colau a que tome medidas urgentes para superar la actual situación, “que comienza a ser grave”, según indicó la concejal del PDECat adscrita a este distrito, Francina Vila. Y le pidió cuentas por el plan de choque que ese mismo plenario aprobó, con los votos en contra del gobierno municipale­s, en mayo del 2016. El PDECat responsabi­liza al ejecutivo local de Colau por su “inacción” y reclama más presencia de la Guardia Urbana, y al concejal de distrito, Gerardo Pisarello, que sea “más activo”.

“Todos tenemos muy presente lo que pasa en el Raval, y ahora aquí lo que se está produciend­o es una alerta”, sentenció Vila.

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ANA JIMÉNEZ La plaza de Fort Pienc se ha convertido en uno de los principale­s focos de insegurida­d para los vecinos

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