Crecen los cruceros en temporada baja
El 22% de los cruceristas que visitan Barcelona llegan entre los meses de noviembre y marzo y desestacionalizan cada vez más la actividad
La desestacionalización es uno de los grandes objetivos del turismo de cruceros en Barcelona, y los índices en este ámbito van creciendo: 619.364 cruceristas visitaron la capital catalana entre los meses de noviembre del 2017 y marzo del 2018, que son los considerados temporada baja. Esto supone un 22% del total de visitantes durante el último año, según datos proporcionados ayer por el Port de Barcelona. Es un porcentaje cinco puntos superior al 17% registrado en el ejercicio anterior, entre los meses de noviembre del 2016 y marzo del 2017.
“Hemos dado un paso importante hacia la desestacionalización de la actividad de cruceros” valoraron desde el Port de Barcelona. “Las cifras confirman que cada vez más navieras apuestan por posicionar sus barcos en Barcelona durante los meses invernales”, agregaron. Y es que durante el periodo menos cálido la llegada de este tipo de barcos creció un 37%. También lo hicieron las escalas, en este caso en un 20%. Por el contrario, el volumen de pasajeros el resto del año –entre abril y octubre, lo que se considera temporada alta– se “redujo respecto al año anterior”. Por lo tanto, la llegada de cruceros está cada vez más repartida.
“El Port de Barcelona lleva años impulsando la desestacionalización de los cruceros para conseguir distribuir el impacto económico en la ciudad a lo largo de los 12 meses del año, contribuyendo así a su sostenibilidad”, señalaron desde esta institución. “Ahora el trabajo da sus frutos”, añadieron. Se calcula que esta actividad económica tiene un impacto de 1.000 millones de euros anuales en Barcelona. El objetivo de esta estrategia es “ayudar a la descongestión de la ciudad durante los cinco meses veraniegos”, describió el Port de Barcelona en un comunicado.
Los datos se consiguieron gracias a la apuesta de compañías como TUI Cruises, MSC Cruises, Royal Caribbean y AIDA Cruises. Esta última empresa, que forma parte del grupo Carnival, amarró en el puerto barcelonés el barco más nuevo de su flota, el AIDA Perla, que trabaja con un motor de gas natural licuado, mucho más ecológico. Se trata de “la primera embarcación con este tipo de combustible en Barcelona”.
Carnival es el grupo crucerístico más importante del planeta y recientemente ha doblado su apuesta por Barcelona con la puesta en marcha esta primavera de una nueva terminal de 12.000 m2 gracias a una inversión de 30 millones de euros. El nuevo equipamiento está preparado para “atender a barcos más modernos y sostenibles, como los que operan exclusivamente con gas natural licuado”.
Diferentes navieras internacionales refuerzan su apuesta por la capital catalana en temporada baja