La sal del cine
Lucky
Dirección: John Carroll Lynch Intérpretes: Harry Dean Stanton, David Lynch, Ron Livingston, Ed Begley Jr.
Producción: EE,.UU., 2017.
88 m. Drama
John Carroll Lynch es uno de esos actores secundarios que todo el mundo reconoce, por familiar, pero pocos saben o recuerdan su nombre. Alto y corpulento, brilla dando vida a personajes comunes, simplones, pueblerinos, como el plácido marido de la embarazada Frances McDormand en Fargo o uno de los hermanos McDonald, los auténticos creadores de la cadena de hamburgueserías, en El fundador. Lynch nos sorprende ahora como director con su ópera prima, Lucky, escrita por otros dos debutantes también actores, Logan Sparks y Drago Sumonja, y que es una delicia para cinéfagos de sangre pura.
Las primeras imágenes de Lucky retratan un paisaje desértico presidido por los cactus. Inequívoco aroma de western, unos planos que podrían pertenecer a La balada de Cable Hogue. De hecho, esto vendrá a ser la balada de Lucky, un anciano con sombrero y aspecto de cowboy, triste, solitario y melancólico, con un sentido muy profundo de la proximidad de la muerte, de existencia tan monótona como la de los mismos cactus: cigarrillos, paseos por el pueblo, cafés en la cafetería, bloody maries en el club nocturno, puntuales charlas con los amigos… Secundario de la mejor estirpe del cine americano aquí elevado a principal, el ya malogrado Harry Dean Stanton parece aglutinar en su rostro, escrutado por Lynch en múltiples planos estelares, un entero siglo de genuino celuloide. Stanton es la sal del cine, como lo fueron Walter Brennan o John Carradine. Y Lucky es un regalazo parecido al que Alexander Payne le obsequió a Bruce Dern en Nebraska. Verdaderamente conmovedor el actor en cada gesto, cada mirada, cada paso de viejo moribundo, cada frase, cada recuerdo. Pero, ojo, que Stanton está muy bien acompañado por David Lynch, sin parentesco con el director (memorable en su panegírico de la tortuga), Ed Begley Jr., Tom Skerritt y, entre otros, un inesperado y magnífico octogenario: James Darren, el protagonista, con Robert Colbert, de El túnel del tiempo, una de series de más grata memoria de nuestra infancia.