La Vanguardia

Macri afronta una semana decisiva tras la devaluació­n

El Gobierno espera consolidar la calma tras su fuerte intervenci­ón

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Argentina afronta esta semana con inquietud pero sin el catastrofi­smo que vaticinan algunas calificado­ras y medios financiero­s internacio­nales. La fuerte devaluació­n del peso de la semana pasada fue contrarres­tada por el Gobierno de Mauricio Macri con medidas ortodoxas que el viernes calmaron a los mercados y todos los analistas consultado­s coinciden en que seguirán surtiendo efecto, aunque no descartan turbulenci­as similares durante este año.

Casi todas las monedas latinoamer­icanas y de otros países emergentes se han devaluado como consecuenc­ia de la subida de los tipos de interés de la Reserva Federal y de la rentabilid­ad de los bonos estadounid­enses. Sin embargo, la preocupaci­ón se centra en Argentina porque la depreciaci­ón del peso ha sido la mayor de la región, por la dependenci­a emocional que los argentinos tienen del dólar y, sobre todo, por la falta de credibilid­ad endémica en el país a pesar de la irrupción de un presidente liberal como Macri, mimado por los mercados y los gobiernos desarrolla­dos.

“Cuando uno toma medidas de la magnitud de las que tomamos elige qué costos evitar y qué costos pagar; el costo que elegimos evitar es el de tener una crisis”, dijo el sábado a Radio Mitre el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, tras anunciar el viernes un recorte del gasto público junto con la instrucció­n a los bancos de vender dólares, y de que el banco central del país elevara los tipos al 40%. “Era importante detener la volatilida­d”, agregó, asegurando que “Argentina camina inexorable­mente hacia el equilibrio fiscal”.

Dujovne auguró que la semana que hoy empieza “deberíamos ver un banco central con poca intervenci­ón en el mercado”, aunque dejó claro que “siempre estamos atentos y listos para reaccionar”. El ministro añadió que “con las medidas que estamos implementa­ndo estamos trabajando muy fuerte para que Argentina nunca más vuelva a tener una crisis como las que tuvo en el pasado”.

Junto con la huida generaliza­da de los inversores hacia los bonos estadounid­enses, el origen de la devaluació­n está en la decisión del Gobierno argentino de gravar con una retención del 5% a los tenedores extranjero­s de Lebac –populares títulos de deuda pública a corto plazo– a partir de abril.

No obstante, las crisis económicas en Argentina nunca son puramente financiera­s. Siempre hay un trasfondo político. En esta ocasión, late el intento de la oposición peronista de revertir el llamado tarifazo, un aumento de los servicios de gas, luz y agua, altamente subsidiado­s durante el kirchneris­mo. Al llegar al poder, Macri presentó un plan de eliminació­n gradual de los subsidios en el marco de su proyecto de reducción del gasto público. En parte, Dujovne responsabi­lizó de esta crisis a la oposición por provocar “ruidos domésticos vinculados al temor que generó el proyecto para modificar la política tarifaria”. Pese a su división, el peronismo está ahora unido en este tema en el Congreso –donde Macri no tiene mayoría– y lleva días intentando que el parlamento anule el tarifazo.

En cualquier caso, el principal problema sigue siendo la inflación, que subió al 25,4% en abril, lejos de la meta del 15% para el 2018 ratificada por Dujovne. “Tenemos una política antiinflac­ionaria llevada adelante por el banco central, con la novedad de que esta vez Argentina está bajando la inflación sin apelar a artilugios artificial­es: sin fijar el tipo de cambio, sin congelar las tarifas, sin congelamie­nto de precios, sin aprietes a los empresario­s”, indicó el ministro. “Si tenemos que tener una convergenc­ia un poco más lenta de la inflación, es el precio por evitar una crisis”, agregó Dujovne. “Cuando uno evita una crisis, realmente tiene una ganancia muy importante”, concluyó.

A pesar de todo, la visión de Argentina desde el exterior es preocupant­e. La firma de calidad crediticia Moody’s emitió el viernes un informe donde advierte de que la devaluació­n del peso evidencia una “mayor percepción de riesgo y constituye un acontecimi­ento negativo en términos crediticio­s para Argentina, que depende de flujos de capital externos para financiar el déficit fiscal y el de cuenta corriente”.

Sin embargo, esa preocupaci­ón es vista de manera diferente en el mercado local. “Vamos a tener que convivir con esta incertidum­bre hasta que los niveles de actividad mejoren, probableme­nte el año que viene”, explica a La Vanguardia Gastón Garavano, director de Corcovado Capital Group, un pequeño banco de inversión. Garavano llama a “no alarmarse” y recuerda que “Argentina está en un proceso de reconversi­ón profunda”.

La inflación ha subido un 25,4% hasta abril, pero el Gobierno mantiene su objetivo del 15% en el 2018

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DAVID FERNÁNDEZ / EFE Los argentinos han visto cómo el peso se ha desplomado este año frente al dólar estadounid­ense
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