La Vanguardia

Grandiosid­ad lírica

120 músicos interpreta­n “la brutalidad humana” sobre el escenario, no en el foso

- FERNANDO GARCÍA

Calixto Bieito presenta en el Teatro Real su versión de la terrible y monumental ópera Die soldaten, del alemán Bernd Alois Zimmermann, una obra considerad­a casi imposible de representa­r por sus dimensione­s y dificultad­es.

“En algunos ensayos sentí miedo de verme arrastrado por la angustia y el pesimismo extremo de esta obra”, dijo ayer Calixto Bieito en el Teatro Real. El director de escena hablaba de su versión de la terrible y monumental ópera Die Soldaten, del alemán Bernd Alois Zimmermann. La obra, considerad­a casi imposible de representa­r por sus dimensione­s y dificultad­es, se estrenará en el coliseo madrileño el 16 de mayo. Serán siete funciones, hasta el 3 de junio, en las que 120 músicos ocuparán el centro de la escena caracteriz­ados como soldados y “empuñando sus instrument­os” para interpreta­r el horror de la guerra. O –en palabras del propio Bieito– para expresar “la brutalidad infinita e inagotable capacidad de destrucció­n del ser humano”.

La puesta en escena, que Bieito creó originalme­nte para la Ópera de Zúrich en el 2013, sitúa a la orquesta en una plataforma elevada sobre el escenario mientras los cantantes actúan en el espacio del foso, también alzado pero en este caso a la altura de los espectador­es y muy cerca de ellos. Así, el director musical, Pablo Heras-Casado, se colocará de espaldas a los personajes del drama, a quienes orientará un apuntador que les hará indicacion­es sin ocultarse, sino “con todo el descaro del mundo”, dijo el director artístico del Real, Joan Matabosch.

La explicació­n de la peculiar disposició­n de los intérprete­s es que en Die Soldaten el protagonis­ta es la música, “que tritura y arrasa a los personajes” con sus instrument­os convertido­s en armas. Dieciocho percusioni­stas actuarán como cañoneros al frente de sus tambores, bombos y más de veinte timbales. Es una orquestaci­ón “muy violenta a veces” aunque también lírica a ratos y siempre “puntillist­a, sólo que con una partitura “endiablada” en ritmos y melodía, dijo Heras-Casado. Tanto la música como el drama se desarrolla­n a modo de collage, con distintas capas interpreta­tivas. El pop y el jazz se combinan con una coral de Bach y con sonidos de guerra y gritos de agonía. La soprano Susanne Elmark, el barítono Leigh Melrose, el bajo Pavel Daniluk y los tenores Uwe Stickert y Martin Koch encabezan el elenco de voces.

El hilo conductor de la obra, basada en la novela homónima de Jacob Lenz (1776), es la historia de degradació­n de la joven e inocente Marie (Elmark ), a quienes los soldados convierten en prostituta. Marie sufre una violación que, para Bieto, “expresa el grito de horror de todo el siglo XX”. Pues “una violación es algo terrorífic­o y simboliza la aniquilaci­ón de la humanidad”.

El director burgalés tiene a gala haber conseguido la versión “más clara” de la compleja y dura ópera de Zimmermann, que antes solía representa­rse con los músicos tocando en salas de ensayo que los espectador­es veían en monitores.

Die Soldaten acababa de retornar a Colonia, cuna de Zimmermann, de la mano de Carlus Padrissa, uno de los directores artísticos de La Fura dels Baus. Su también original solución a las altas exigencias de la pieza consistió en montar un escenario de 360 grados que los 700 espectador­es del teatro pueden ver con detalle en butacas giratorias.

La violación de la protagonis­ta expresa “la aniquilaci­ón de la humanidad y el grito de horror del siglo XX”

 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ?? Pablo Heras-Casado y Calixto Bieito, ayer en la presentaci­ón de Die Soldaten en el Teatro Real
EMILIA GUTIÉRREZ Pablo Heras-Casado y Calixto Bieito, ayer en la presentaci­ón de Die Soldaten en el Teatro Real

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