Cita histórica en junio en Singapur entre Trump y Kim Jong Un
El presidente de EE.UU. recibe a tres rehenes liberados por Corea del Norte
A 15.555 kilómetros de Washington y 4.750 kilómetros de Pyongyang, donde Oriente se da la mano con Occidente: Singapur será el escenario de la histórica cita entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder supremo norcoreano, Kim Jong Un. La cumbre, la primera que sentará cara a cara a los máximos dirigentes de dos países enfrentados durante décadas, tendrá lugar el 12 de junio. Fue el propio Trump quien, poco después de la llegada de tres rehenes estadounidenses liberados por Pyongyang, anunció los detalles de la cita. “¡Los dos intentaremos que sea un momento muy especial para la paz mundial!”, prometió en un tuit.
Singapur ofrece un terreno neutral para ambos protagonistas. Se cree que Kim Jong Un detesta volar y la flota de aviones norcoreana data de la era soviética, por lo que convenía encontrar un lugar más cercano que, por ejemplo, Suiza, que se ofreció a acoger la cumbre. Trump habló de la zona desmilitarizada entre las dos Coreas. Pero a la diplomacia estadounidense le convenía un terreno menos marcado. La isla de Singapur, un país que mantiene relaciones diplomáticas con Corea del Norte además de buenas relaciones con Estados Unidos, ha sido finalmente la opción consensuada. La primera reunión entre los líderes de China y Taiwan en siete años también tuvo lugar allí en el 2015.
Una regla clara para una negociación de este tipo es que no puedes dar la impresión de que deseas el acuerdo más que tu adversario. Trump habla siempre con enorme ambición y optimismo de la cita y ahora trata de “honorable” al antiguo “pequeño hombre cohete”, pero no deja de cubrirse las espaldas: “Si no obtenemos lo que queremos, nos levantaremos educadamente de la mesa de negociación”. La desnuclearización de la península coreana es el objetivo último de las conversaciones, asegura. Hasta ahora, la condición de Kim Jong Un para renunciar a su programa nuclear y sellar la paz con sus vecinos ha sido que EE.UU. retirara sus tropas en Corea del Sur.
Trump se desplazó de madrugada a la base militar de Andrews para recibir a los rehenes liberados por Corea del Norte en signo de buena voluntad. Una gigantesca bandera nacional iluminada por potentes focos esperaba al avión en que el nuevo secretario de Estado, Mike Pompeo, trajo a los tres ciudadanos estadounidenses. “Estoy seguro de que estáis reventando todos los récords
“Estamos reventando todos los récords de audiencia de la historia de la tele” a estas horas, celebra el mandatario
de audiencia a las tres de la madrugada en toda la historia de la televisión”, se felicitó Trump. “Es como un sueño. Somos muy felices”, dijo a través de una intérprete Kim Dong Chul, que trabajaba en un hotel en la zona especial entre las dos Coreas cuando fue detenido en el 2015. Los otros dos prisioneros –Tony Kim, contable, y Kim Hak Song, consultor agrícola– estaban ligados a una universidad norcoreana y fueron arrestados ya con la Administración Trump. Pyongyang los acusaba de espionaje y “actos hostiles” contra el país.
La llegada de los tres hombres, en buen estado de salud, es un triunfo diplomático para Trump. Demuestra la buena voluntad con que Kim Jong Un afronta la histórica cumbre bilateral de junio, asegura. Pyongyang tomó y liberó prisioneros en varias ocasiones en tiempos de Barack Obama y Bill Clinton. Trump sostiene que si Kim Jong Un los ha dejado libres ahora es porque hay un deseo genuino de poner fin a una confrontación heredada de la guerra fría. “Creo que lo ha hecho porque realmente quiere hacer algo, llevar a su país al mundo real, lo creo de verdad”, declaró a los medios desde la escalerilla del avión a las tres de la madrugada del miércoles (hora de Washington). Ha sido “un honor” traer de vuelta a los tres rehenes pero “el verdadero honor será deshacernos de las armas nucleares”.