La Vanguardia

Entre pisos anda el juego

- Sandra Barneda

Una vivienda digna y adecuada es un derecho universal que la Constituci­ón española contempla en el artículo 47, añadiendo que será tarea de los políticos –“los poderes públicos promoverán las condicione­s necesarias y establecer­án las normas pertinente­s”–. No es nada nuevo saber que no se promueve lo necesario y que en materia de prioridade­s como esta, y otras tan importante­s como sanidad, educación o igualdad, no existe quórum, el gran pacto tan deseado por la ciudadanía.

El quórum existe en otras cuestiones que poco resuelven y mucho ensordecen o embrutecen. La vivienda de los políticos es una fábrica de debate estéril y paralizado­r de y para los propios políticos. Se habló y mucho en la pasada campaña electoral de las propiedade­s de los principale­s líderes de los partidos, como si el tipo de propiedad midiera la honradez del político. El famoso ático en Marbella del expresiden­te de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, comprado supuestame­nte con dinero de la Gürtel, dio pie al peligroso discurso de que el político que vive en lujos…pierde confianza, sobre él planea

La demagogia es peligrosa siempre y puede explotar en la cara de quien la practica, como ha sido el caso de Iglesias

la sombra de la sospecha y es poco de fiar. Así lo evidenció Pablo Iglesias en un tuit, a meses de entrar en la política por un piso que se compró el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, por valor de 600.000 euros. “¿Entregaría­s la política económica del país a quien se gasta 600.000 euros en un ático? –decía–. Que la política económica la dirija un millonario es como entregar a un pirómano el Ministerio de Medio Ambiente”.

Seis años más tarde, la hemeroteca de Twitter se ha encargado de recordarle al líder de Podemos sus palabras cuando era profesor de Ciencias Políticas. Ahora es él quien compra una casa por valor de 615.000 euros, junto con su pareja y compañera de partido, Irene Montero, y lo justifica como casa para vivir, y no especular, con una hipoteca de 30 años. De poco le han servido las excusas porque hasta su propio partido lo ha criticado.

La falta de coherencia una vez más rompe su discurso y lo resuelve con levantamie­nto de barbilla, esos golpes de soberbia que lo desgastan cada día un poco más. “A mí me parece más peligroso, Ana Rosa–comentaba el propio Iglesias en el programa AR de Telecinco–, el rollo de aislar a alguien, porque entonces no saben lo que pasa fuera. Este rollo de los políticos que viven en Somosaguas, que viven en chalets, que no saben lo que es coger el transporte público”.

La demagogia es peligrosa siempre y puede explotar en la cara de quien la practica, como ha sido el caso de Iglesias. Con esta compra él ha pasado a formar parte de lo que denominaba casta política; ha dejado de estar abajo para formar parte de los de arriba ,ensu analogía de que la clase política vive alejada de los problemas del pueblo. El líder de Podemos se muda de Vallecas, del que hace bien poco no se hubiera movido ni por tener que ir a vivir en la Moncloa.

Sinceramen­te, el problema no es dónde vaya a vivir, ni la casa que se han comprado, ni tan siquiera el ruido en torno al chalet, sino la poca solidez del discurso político, ya que desde hace unos años está demasiado empeñado en desacredit­ar al contrario más que en construir un país: su verdadera responsabi­lidad. El juego no está en dime cómo vives y te diré cómo eres, sino en mantén tu palabra y confiaré.

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