El estuche de la vida
LA mansión que inspiró a Francis Scott Fitzgerald para la escritura de El gran Gatsby es una espectacular palacete en Long Island (a 40 kilómetros de Manhattan), situado en una finca de 5,3 hectáreas. Dispone de 12 magníficas habitaciones y ocho baños, e incluso de una casa para invitados en la playa. Recientemente salió a la venta por 17 millones de dólares. No deja de ser curioso que hoy, como escribía Pedro Vallín en este diario, se compare a Pablo Iglesias con Jay Gatsby por haberse comprado junto con Irene Montero un chalet en una parcela de 2.000 metros por 600.000 euros en Galapagar, a media hora de Madrid. El ruido mediático ha sido descomunal y en Podemos sienten como si les estuviera pasando por encima un tsunami de consecuencias impredecibles. La colección de memes en las redes sociales es impresionante, como el que muestra a la pareja con el eslogan “Nosotros podemos”.
La casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de la felicidad, escribió Le Corbusier en los años treinta. Y ciertamente Iglesias y Montero tienen todo el derecho del mundo a comprarse un chalet en el que vivir con los gemelos que esperan en un ambiente único, con piscina, jardín, huerto y casa de huéspedes junto al parque natural de la cuenca alta del Guadarrama. ¿Dónde está escrito que la izquierda deba vivir en un cuchitril de extrarradio? Antonio García Ferreras lo comentaba con otras palabras: “¿Acaso la izquierda está obligada a vivir bajo un puente?” Pero el problema es, sobre todo, de coherencia. No tiene ni pies ni cabeza que hace cinco años el líder de Podemos atacara a Luis de Guindos por adquirir un ático por una cantidad parecida o que calificara de peligroso “este rollo de los políticos que viven en chalets”, porque, según él, se desconectan de la realidad. Ya dijo el psicólogo Alfred Adler, que se especializó en el sentido de la vida, que “es más fácil luchar por unos principios que vivir de acuerdo con ellos.” Así de claro.