Mohamed bin Salman
Al menos siete detenidos a un mes de que se permita conducir a las mujeres
PRÍNCIPE HEREDERO SAUDÍ
Mohamed bin Salman (32) se vende como un modernizador, pero sus aplaudidas reformas tienen un reverso: la intensificación de la represión.
Ayer salió a la luz la detención de al menos siete activistas por los derechos de las mujeres.
Las mujeres saudíes podrán conducir a partir del 24 de junio pero el príncipe heredero, el joven y todopoderoso Mohamed bin Salman, quiere que quede claro que es sólo porque él así lo ha querido y no porque se lo hayan ganado las feministas que llevan años luchando por este derecho.
Arabia Saudí envió ayer un potente mensaje con la detención de al menos siete prominentes activistas por los derechos de la mujer. En un comunicado oficial difundido de madrugada, el Ministerio del Interior –que no precisa el número de detenidos ni sus nombres– dice que se les acusa de estar en contacto con “entidades extranjeras” y ofrecer apoyo financiero a enemigos exteriores para desestabilizar el reino.
Los medios progubernamentales han colgado sus fotos en internet y en la portada de diarios, bajo el apelativo de “traidores”.
Los arrestos se han producido en los últimos días. Entre los detenidos, mujeres y hombres, están las veteranas Madeha al Ayrush o Aisha al Manae, que participaron en la histórica protesta de 1990, en la que 50 mujeres fueron detenidas por conducir y perdieron sus pasaportes y trabajos. También hay activistas más jóvenes como Eman al Nafyan o Luyain al Hazlul, internacionalmente famosas por su activismo para conducir. En el 2016, ambas firmaron una petición para abolir el sistema de tutelaje, que convierte a la mujer en eterna menor de edad, necesitando el permiso de su guardián (padre, marido o hasta un hijo) para salir del país, casarse u obtener un pasaporte. Es la tercera detención para Al Hazlul, que en el 2014 pasó 73 días bajo arresto tras intentar cruzar conduciendo la frontera desde Emiratos Árabes Unidos.
“Parece que el único crimen que estos activistas han cometido es querer que las mujeres condujeran antes que Mohamed bin Salman”, declaró Sarah Leah Whitson, de Human Rights Watch.
La decisión de levantar la prohibición, que convertía a Arabia Saudí en el único Estado del mundo donde las mujeres no podían conducir, ha apuntalado la imagen de reformista y modernizador de Mohamed bin Salman, que también ha autorizado la apertura de cines, la emisión de conciertos en televisión, o que las mujeres puedan ir en bici o entrar en estadios deportivos. En febrero, un jeque del Consejo Superior de Ulemas dijo que las mujeres no tienen ninguna obligación de llevar la abaya (el manto que cubre de cabeza a pies), cuestionando un tabú arraigado en el reino wahabí.
Pese a los aplausos en Occidente, sin embargo, las oenegés por los derechos humanos llevan tiempo advirtiendo que las reformas del príncipe MBS, como se le conoce en el país, tienen algo de cosmético y en realidad han ido acompañadas de más represión, con detenciones de disidentes y purgas de enemigos.
Arabia Saudí sigue siendo una monarquía absoluta donde las manifestaciones están prohibidas y el príncipe es el primer interesado en enviar un mensaje contundente de que los activistas no tienen nada que hacer. Pero las detenciones de feministas también pretenden, seguramente, calmar los ánimos de los ultraconservadores, muy irritados por la apertura en derechos femeninos que consideran atentan contra las esencias del reino.