Una revuelta interna republicana tumba la ley Agrícola de Trump
De la misma forma que ha puesto patas arriba las relaciones internacionales y antes desbarató las coordenadas básicas de la política estadounidense, la victoria electoral de Donald Trump dejó desorientado al partido republicano, que a pesar de su fuerte posición de poder en el Capitolio ha encajado derrotas legislativas importantes, fruto de su división interna sobre temas clave.
El último revés llegó el viernes, tras una pugna interna que mezcló las ayudas a los agricultores con el destino de los jóvenes indocumentados que llegaron al país de niños –los llamados soñadores– y con los cupones de comida a los que cada año recurren unos 42 millones de estadounidenses para poder alimentarse. La rebelión de varios miembros del llamado Freedom Caucus –el ala más reaccionaria de los republicanos pero independiente de Trump, que cuenta con unos 30 miembros– propinó una incómoda derrota al jefe de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que vio rechazada la propuesta de ley Agrícola por 213 votos en contra y 198 a favor.
La revuelta nada tenía que ver con el contenido de esta legislación clave para el sector, el equivalente estadounidense a la PAC, la política agrícola común europea, que se renueva cada cinco años. Era su forma de reclamar la adopción inmediata de las propuestas de control más radicales impulsadas por Trump y de protestar por las maniobras de algunos republicanos para llegar a un acuerdo con los demócratas para acabar con el limbo legal en que se encuentran desde hace meses los soñadores.
Ryan y otros líderes republicanos forman parte de los miembros del partido que hasta hace unos pocos años empezaban a lanzar guiños a la población de origen latino para ganarse su voto, una estrategia a la que el partido renunció con la victoria de Donald Trump, partidario de medidas de máxima dureza. A nivel estatal, los retos y los cálculos electorales son otros y las tensiones internas persisten. Ryan anunció en abril que se retirará el año próximo.
Los republicanos deberán negociar con los demócratas, que ya se opusieron en el Senado a la propuesta original de Donald Trump sobre todo porque endurece las condiciones de acceso a los cupones de comida, una pelea recurrente con sus rivales conservadores, más interesados en general en preservar las ayudas al azúcar o el maíz. La solución a la cuestión migratoria se antoja más complicada.