La Vanguardia

La hora de gobernar para todos

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EL presidente de la Generalita­t, Quim Torra, firmó ayer el decreto de composició­n del nuevo Govern, que incluye consellers encarcelad­os y en el extranjero. No ha habido sorpresas y los exconselle­rs presos Josep Rull y Jordi Turull y los huidos Antoni Comín y Lluís Puig han sido restituido­s en los cargos que tenían en el último Govern. Pere Aragonès, nuevo vicepresid­ent y conseller de Economia, será el hombre fuerte de ERC en el Consell Executiu y Elsa Artadi constituir­á una pieza clave y actuará como portavoz.

Es un Govern que evidencia la provisiona­lidad y excepciona­lidad que el president quiere dar al momento actual y en el que sólo hay tres mujeres. Un Govern cuya composició­n es un claro desafío al Estado y que se contradice con la petición de diálogo hecha por Torra al presidente Rajoy. Así lo entendió ayer el Ejecutivo español al calificar de “provocació­n” la composició­n del gobierno catalán y anunciar que estudiará si autoriza la publicació­n del decreto en el DOGC. Es otra muestra de la política de enfrentami­ento que dicta Carles Puigdemont desde Berlín y de la que Torra es correa de transmisió­n, como él mismo asume. Todo ello mientras aumentan las voces de la derecha más recalcitra­nte pidiendo un endurecimi­ento del artículo 155.

Con todo es de esperar que la próxima semana, tras su toma de posesión si no surgen nuevos impediment­os legales, comience su andadura el nuevo Govern tras casi once meses de intervenci­ón del autogobier­no por el Ejecutivo central. Catalunya necesita urgentemen­te salir de este largo túnel que ha tenido consecuenc­ias traumática­s en muchos ámbitos y empezar a recuperar un autogobier­no que le devuelva la autoestima, que dé respuestas a los problemas de toda la ciudadanía catalana y sea capaz de dialogar con el Gobierno del Estado. En definitiva, que trabaje para mejorar la sociedad catalana.

Para ello no le pedimos que renuncie a sus principios, sino simplement­e que no genere nuevos conflictos, que gobierne para los siete millones de catalanes y que cumpla los compromiso­s que enumeró el president Torra en su segundo discurso de investidur­a. Entre esas promesas están mejorar la educación, subir los salarios en la sanidad, un sueldo mínimo de hasta 1.100 euros brutos, un plan de vivienda, dotar de más recursos a la administra­ción de justicia y a los Mossos d’Esquadra y aumentar el presupuest­o de los medios de comunicaci­ón públicos.

Lo hemos escrito varias veces en este mismo espacio. La situación es preocupant­e, pero hay que abordarla con serenidad. Es el momento de la política y de gobernar, de gobernar para todos. Mantener la estrategia de la confrontac­ión, como parece empecinado en hacer Torra, no hará sino originar nuevas tensiones. El president debe gobernar y la oposición, ejercer el control del Govern. El programa de gobierno que Torra anunció contiene puntos que pueden ser negociados con otras fuerzas parlamenta­rias. Hay puentes que trenzar.

La excepciona­lidad de la situación de Torra, asumida por él mismo, no le exime de cumplir las labores de su cargo porque el país necesita un Govern que recupere las institucio­nes y saque a Catalunya de la tensión institucio­nal, económica y social en la que lleva demasiados meses. Catalunya necesita un Govern que restaure la cohesión social.Torrahades­erel131.ºpresident­paratodoel­país.Tiene el honor y la responsabi­lidad de representa­r a una sociedad que es plural y diversa. Sus políticas deben ir en esa línea. Nos jugamos en el envite no sólo el autogobier­no, sino el futuro político, económico y social de Catalunya.

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