Venezuela vota entre la pobreza
ATRAPADOS por una dictadura que pretende consolidarse y una economía en pleno colapso, los venezolanos están llamados hoy a las urnas para elegir presidente. Los comicios, que debían celebrarse en diciembre, fueron adelantados por la controvertida Asamblea Nacional Constituyente, controlada totalmente por el Gobierno de Nicolás Maduro y que suplanta a la Asamblea Nacional, que está bajo control de la oposición. El régimen controla también el Consejo Nacional Electoral, encargado de contar los votos. Además, el registro electoral no ha podido ser auditado de modo independiente.
La principal coalición opositora, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), se negó a presentarse a las elecciones por falta de garantías democráticas y porque sus líderes están arrestados o inhabilitados. Todo apunta a que el presidente Maduro saldrá reelegido seis años más, aunque se augura una gran abstención como protesta por un proceso electoral que muchos consideran fraudulento. El principal opositor de Maduro es Henri Falcón, que se apartó de la decisión de la MUD de no participar. El presidente Maduro no sólo ha controlado durante la campaña todos los medios de comunicación estatales, sino que se ha gastado miles de dólares en las redes sociales para asegurarse la victoria.
Maduro espera ser reelegido en uno de sus momentos más impopulares, con divisiones en el chavismo, fricciones con la comunidad internacional, que no reconoce los comicios, y acusaciones de ser el responsable de la peor crisis económica y social en la historia de un país rico en petróleo.
Venezuela es en estos momentos un país cuyos ciudadanos no tienen dinero ni productos básicos ni medicinas, un país arruinado de que han marchado cientos de miles de personas. Entre el 2015 y el 2017 la emigración de venezolanos a otros países latinoamericanos fue del 900% y en España han sido la primera nacionalidad de solicitantes de asilo los dos últimos años.
Según datos de la oposición a falta de datos oficiales del Banco Central Venezolano, la inflación llegó casi al 18.000% el pasado mes de abril y con el salario mínimo no se puede comprar ni un kilo de arroz. Todo ello ha hecho mella en la población, incluidos los chavistas, que hasta ahora han sido fieles defensores del régimen bolivariano, y ello podría reflejarse en las urnas.
En este marco, para muchos venezolanos la principal preocupación no es saber quién ganará la presidencia, sino la posibilidad de que el régimen les niegue sus alimentos subsidiados si no acuden a votar.