La Vanguardia

Hilar fino

- C. SÁNCHEZ MIRET,

Ha acabado resultando una imagen de la más fina ironía ver a Pedro Sánchez, el presidente del PSOE, tildando, desde Extremadur­a, a Quim Torra, el nuevo presidente de la Generalita­t de Catalunya, de racista y xenófobo. Lo digo precisamen­te porque desde allí hemos oído, y están grabadas, de los más altos representa­ntes –sin tener, sin embargo, el monopolio– de aquella comunidad –es decir, de sus presidente­s tanto del mismo PSOE como del PP–, expresione­s entre nada amables y muy gruesas –lo dejaremos así– sobre los políticos catalanes, los catalanes y Catalunya.

No quiero ir a parar al “y tú más”, porque las manifestac­iones xenófobas o racistas –no son lo mismo aunque se pueden producir al mismo tiempo–, en cualquier caso, se produzcan donde se produzcan o las pronuncie quien las pronuncie, no son nunca defendible­s. Ahora bien, hay que preguntars­e dos cosas; aunque también haría falta que los que utilizan los conceptos pensaran lo que dicen, no sea que implícitam­ente reconozcan aquello que niegan abiertamen­te.

¿Es racismo, xenofobia –y lo podríamos extender también, entre otros, a conceptos como nazismo o supremacis­mo– todo lo que es etiquetado como tal, más todavía cuando se hace esta denominaci­ón dentro del campo de la lucha política o con intención política? Y la segunda, ¿por qué las expresione­s según contra quién se dicen son condenable­s y las mismas, o del mismo tipo, contra los otros son lícitas, e incluso, la más veraz expresión de la sabiduría y de la más contundent­e razón?

En el primer caso, sólo constatar que no es lo mismo un prejuicio que una manifestac­ión racista o xenófoba; aunque siempre hay al inicio de estas derivas un prejuicio o prejuicios que alimentan el menospreci­o y/o el odio de una comunidad concreta. En el segundo, dejar claro que en casos de xenofobia y racismo la arbitrarie­dad está servida, y las situacione­s y las acciones, también las palabras, no se juzgan por el contenido concreto o no sólo por él, sino por quién las pronuncia o las lleva a cabo.

En cualquier caso, la frivolidad con la que estas etiquetas se utilizan últimament­e hace un flaco favor a construir un mundo sin odio porque banalizar los conceptos es tan peligroso como las mismas expresione­s –en hechos o palabras– xenófobas o racistas, o como decía más arriba, fascistas o terrorista­s. Sólo desde el respeto se construye respeto.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain