La calidad del estudio universitario
Con el engaño en los currículums se ha dudado de los estudios de máster en la universidad pública. Es una sospecha que esta no tiene motivos para despertar ni se merece. La universidad funciona, ha realizado un progreso espectacular en los últimos treinta años y está entre las pocas instituciones que gozan de credibilidad. En cierto modo, esto último es desfavorable a la necesidad de formación en las profesiones técnicas y también de que la Administración reconozca que el sistema universitario está infradotado y peligra.
Todo ello no obsta para repensar los estudios universitarios. Su calidad es buena, pero podría ser mejor, si nos preocupan el prestigio de los títulos, el nivel de la ciencia y la investigación y la formación de cada uno. El plan Bolonia de unificación de créditos académicos era y es imprescindible. Pero hora es de que, sin prisa pero sin pausa, nos planteemos si está dando los resultados esperados. Algunos tenemos la impresión de que la docencia y el aprendizaje han avanzado, pero el saber, los estudios mismos, no tanto. ¿Sabe hoy más alguien con un título de máster que quien cursó, tiempo atrás, una licenciatura de cinco años? ¿Se puede decir que los títulos de grado actuales han permitido especializarse en una determinada carrera?
La proliferación misma de másters indica que algo pasa. No perdamos de vista que el objetivo de la universidad es el estudio, amén de que prepare para el ejercicio de una profesión. Quizás tenemos el estudio algo abandonado. Porque si bien es necesario adquirir competencias y aprender a aprender, no lo es menos aprender de lo aprendido y alcanzar el saber además de ser competitivo. Ahora el máster viene a ser una extensión del grado, y la especialización está reservada al doctorado, que por lo demás en España es breve y de preparación moderada. En el grado no hay tiempo para entrar a fondo en los temas, y el máster tampoco nos lo permitirá, porque en general está abierto a grados diversos y sobre todo hereda una mejorable formación previa. Al rebajar el nivel del máster, no es difícil aprobarlo.
No sería preciso, para evitarlo, prolongar el grado, sino hacer que cunda más, revisando el apretado programa actual, que no facilita el nivel y el seguimiento de cada asignatura. El saber necesita tiempo y también contacto entre estudiantes y profesorado, que no pueden convertirse en instructores trimestrales sin que se resientan el estudio y su motivación.