EE.UU. y China suspenden la guerra comercial
El acuerdo cerrado en Washington frena los nuevos aranceles a productos del adversario
China y Estados Unidos renuncian a aplicar aumentos de aranceles a los productos del adversario y frenan así la guerra comercial en la que se habían enzarzado desde que Trump ordenó imponer aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio procedentes del gigante asiático.
China y Estados Unidos se han comprometido a evitar la guerra comercial en que habían amenazado enzarzarse en los últimos meses y renuncian mutuamente a aplicar aumentos de aranceles a los productos del adversario. El compromiso, sin embargo, se sustenta en muchas promesas y ninguna cifra, lo que pone en entredicho el objetivo que se había fijado Donald Trump de reducir el enorme déficit comercial de EE.UU. con China, que el año pasado se elevó a 375.000 millones de dólares. El anuncio tranquiliza a inversores y empresarios de ambos lados del Pacífico, que temían el impacto de un conflicto comercial internacional.
“Las dos partes han acordado que no se lanzarán a una guerra comercial y dejarán de imponerse aranceles mutuamente”, anunció ayer el viceprimer ministro chino, Liu He, al término de la reuniones que durante los últimos días ha mantenido en Washington con el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, para intentar desactivar la amenaza de una guerra comercial entre las principales economías mundiales, según Xinhua.
El comentario del enviado especial del presidente chino, Xi Jinping, a Washington constituye una noticia tranquilizadora para los inversores internacionales, cada vez más inquietos a medida que se acercaban las fechas de la aplicación de los nuevos derechos de aduanas anunciados por Washington y Pekín. Un frente de batalla que abrió Trump cuando en marzo ordenó imponer aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio procedentes del gigante asiático. Una iniciativa que generó una espiral de amenazas que abarcaban ya a productos por valor de más de 100.000 millones de dólares.
El anuncio lanzado desde Washington confirma a su vez las señales de distensión que a los largo de los últimos días habían emitido los dos países. Trump había indicado que había que buscar una solución para que la firma de tecnología china ZTE pudiera volver a operar tras las sanciones de EE.UU. y Pekín el viernes levantó los aranceles a las importaciones de sorgo estadounidense.
Liu He calificó su visita a EE.UU. de “positiva, pragmática, constructiva y productiva”, explicó que los dos colosos comerciales se habían puesto de acuerdo para mejorar su cooperación y que Pekín adoptará medidas para aumentar las importaciones de productos y servicios estadounidenses. Un anuncio destinado a satisfacer las demandas de la Casa Blanca para reducir el enorme desequilibrio comercial entre los
Ambos países acuerdan no imponerse nuevos aranceles mutuamente a sus productos
Liu He rechaza la demanda americana de reducir el déficit en 200.000 millones de dólares para el 2020
dos países.
El dirigente chino citó, en este sentido, los sectores de la energía, la agricultura, la asistencia médica, los productos de alta tecnología y las finanzas y subrayó que “se trata de una elección win-win (los dos ganan) para ambos países”. Una voluntad de cooperación, sin embargo, genérica y sin cifras.
Esta ausencia de objetivos cuantitativos supone, de momento, un revés para Trump, que había amenazado con lanzar una guerra comercial con China con el fin de reducir su enorme déficit comercial. Con este fin, EE.UU. puso encima de la mesa esta semana que China aumentase sus importaciones de productos de EE.UU. para reducir el desequilibrio comercial en 200.000 millones de dólares para el 2020. Una demanda que Pekín no ha aceptado y que revela que el acuerdo final aun queda lejos.
No obstante, Liu dijo que “China contribuirá a los esfuerzos de EE.UU. para reducir su déficit comercial”, pero advirtió que “se necesita tiempo para resolver los problemas estructurales” que permitan un mayor acceso de las firmas de EE.UU. a su mercado.