La Vanguardia

Planes de futuro

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Los retos de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para afianzar un segundo mandato en las elecciones del año que viene; y la inauguraci­ón del reformado mercado de Sant Antoni, un ejemplo de las luces y sombras del éxito turístico de la ciudad.

LA alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, reafirmaba ayer en una amplia entrevista en La Vanguardia su pretensión de seguir gobernando la ciudad la próxima legislatur­a porque espera ganar las elecciones municipale­s que se celebrarán en el 2019. Esta semana se cumplen tres años de gestión municipal y la alcaldesa se muestra satisfecha de la labor realizada. Ha gobernado en minoría, sin los apoyos necesarios para desarrolla­r su programa de reformas, y la situación política derivada del proceso independen­tista ha enrarecido el debate también en el ámbito local. Es evidente que tanto a ella como a su equipo de gobierno les ha faltado suficiente experienci­a, eficiencia y voluntad de diálogo para avanzar con éxito. Si Ada Colau aspira a un nuevo mandato, deberá marcarse objetivos de ciudad más ambiciosos y buscar la colaboraci­ón y complicida­d con aquellos sectores de la sociedad civil barcelones­a que aspiran a potenciar al máximo todas las posibilida­des de desarrollo económico y social de la ciudad.

El gran peligro para Barcelona es que los grandes retos que tiene la ciudad queden bloqueados por el enfrentami­ento entre independen­tistas y constituci­onalistas, un riesgo que por lo demás afecta al conjunto de Catalunya. Por eso es más importante que nunca que se debata sobre Barcelona. Colau defiende que la mejor aportación que puede hacer la ciudad en estos últimos tiempos tan complicado­s en Catalunya es ser más Barcelona que nunca. La alcaldesa es consciente de que en la medida en que demuestre que la pugna procesista perjudica el progreso de la ciudad, y con ello cierre el paso a los bloques independen­tista o constituci­onalista, se reforzará también ella electoralm­ente y podrá evitar que los comunes queden fuera del gobierno de la ciudad en las próximas elecciones locales. De ahí que Colau se manifieste especialme­nte crítica con los gobiernos catalán y central, a quienes acusa abiertamen­te de haberse olvidado de los problemas que afectan a los ciudadanos.

Considera la alcaldesa de Barcelona que el president Quim Torra representa al nacionalis­mo más conservado­r y minoritari­o de Catalunya. Por ello no lo ve como el más indicado para fomentar las políticas que promuevan la cohesión social para recoser el país después de tantas tensiones ocasionada­s a raíz de la declaració­n unilateral de independen­cia. Pese a ello, espera que se ponga en marcha un Govern efectivo con la máxima celeridad.

Defiende Cola u el diálogo como única solución para salir del bloqueo actual, y espera ver pronto una reunión entre Rajoy y Torra con una voluntad real de negociació­n. Serádifíci­l con el enésimo choque, ahora por la formación del Govern. Pese a seguir en una situación muy difícil por la presencia de políticos en la cárcel, en estos momentos hay una verdadera oportunida­d para mirar hacia delante y hacer todo lo posible entre todos para distender y construir las bases de un entendimie­nto.

Para Barcelona, como ciudad, la normalizac­ión institucio­nal es fundamenta­l. La ciudad necesita de inmediato actuacione­s que dependen tanto de la Generalita­t como del Gobierno para afrontar, entre otras cuestiones, la regulación del alquiler, el problema de las personas sin hogar, la falta de plazas en las guarderías o el narcotráfi­co. Pero además de la necesaria exigencia de soluciones a las administra­ciones superiores, Colau también debería hacer autocrític­a –porque hay bastantes cosas que no se han hecho bien–, avanzar en el diálogo que predica y trabajar en la definición de las ambiciones de la Barcelona del futuro con pactos que vayan más allá de los ciclos electorale­s.

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