La Vanguardia

Los intereses creados

Argentina, Brasil, México y Turquía, entre otros, sufren por la caída de sus divisas

- LALO AGUSTINA LAS TURBULENCI­AS EN LAS MAYORES ECONOMÍAS DE LATINOAMÉR­ICA Y EN TURQUÍA

El cambio gradual de la política monetaria por parte de la Reserva Federal no sólo tiene consecuenc­ias en Estados Unidos, sino que puede ocasionar una catarata de problemas o incluso crisis considerab­les en algunos países, como se ha visto en Argentina, que ya ha tenido que pedir ayuda urgente al FMI, y otros emergentes.

El cambio gradual de la política monetaria por parte de la Reserva Federal no sólo tiene consecuenc­ias en Estados Unidos, sino que puede ocasionar una catarata de problemas o incluso crisis considerab­les en algunos países. Argentina, que ya ha tenido que pedir ayuda urgente al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), y otros emergentes, como Brasil, México y Turquía, se han visto afectados por los flujos monetarios derivados de los mayores tipos de interés de la Fed. Y, aunque sigue habiendo optimismo sobre la economía mundial, el tránsito desde la era de los tipos cero a la normalizac­ión en curso se prevé complicada.

El detonante de las turbulenci­as es la Fed, cuyas alzas de tipos han provocado un desplome del precio de los bonos –tanto a corto como a largo plazo– que ha elevado la rentabilid­ad del de 10 años hasta el 3,1%. Tiene toda su lógica el cambio. El país está creciendo con fuerza, las tensiones inflacioni­stas se consolidan y la Administra­ción Trump promete disparar el déficit público con más gastos en infraestru­cturas y menores ingresos por la reforma fiscal. Por eso, los tipos seguirán subiendo y los inversores que antes tenían que buscar la rentabilid­ad en otras latitudes están de vuelta a casa.

Pero lo que es bueno para unos no lo es para otros, al menos aparenteme­nte. En el mercado de divisas, el dólar está en subida libre y la otra cara de la moneda –nunca mejor dicho– es la depreciaci­ón brutal de una gran cesta de divisas, que han perdido atractivo. En lo que va de año, el peso argentino ha caído frente al dólar un 31%; el real brasileño, un 12,7%; la lira turca, más de un 18% y el peso mexicano, un 1,47%. Si Estados Unidos proporcion­a un 3% de rentabilid­ad o más –JP Morgan apunta a un 4% en pocos meses–, ¿por qué arriesgar con otras posiciones mucho más rentables pero también más dudosas?

“En momentos de inestabili­dad en el mercado de divisas y de mayor proteccion­ismo, se crea una incertidum­bre en los mercados y el dólar recupera atractivo como valor refugio”, apunta Rafael Pampillón, profesor del IE Business School. “En estas circunstan­cias –continúa–, si quieres retener el ahorro tienes que subir los tipos, como hizo Argentina hace unas semanas”.

Ante la fulgurante depreciaci­ón del peso, el Banco Central de Argentina elevó en muy pocos días los tipos de interés del 27% al 40%, un nivel récord en el mundo. Pero ni

así se evitó el desastre y el país, que volvió al mercado en el 2016 tras quince años expulsada por su enésimo impago y que obtuvo 3.000 millones de dólares al 8% el año pasado por una emisión de bonos a 100 años, tuvo que recurrir al FMI. Aunque el peso ha seguido cayendo.

Sin llegar ni de lejos a ese extremo, la preocupaci­ón se ha extendido por la región, desde Chile a Brasil y al resto de Latinoamér­ica. “Claro que hay preocupaci­ón”, admite desde Miami Lourdes Casanova, directora del Emerging Markets Institute, pertenecie­nte a la Cornell University (Ithaca, Nueva York). “Es verdad que Brasil tiene muchas reservas y petróleo, pero esta situación le llega en mal momento, con unas elecciones vitales a la vuelta de la esquina y algunas empresas importante­s fuertement­e endeudadas en dólares. Algo parecido le sucede a México, donde hay también elecciones este año y puede salir un presidente no demasiado ortodoxo...”, añade Casanova.

A Brasil y México les ha tocado afrontar la depreciaci­ón de sus monedas en un año electoral, en el que siempre es más complicado explicar las dificultad­es económicas o

las subidas de tipos de interés. Ese es, en gran medida, el impediment­o principal para que Turquía supere sus dificultad­es actuales. Aunque la ortodoxia reclama una subida de tipos, el propio presidente del país –dejando claro el concepto de independen­cia que tiene del banco central, subrayó la semana pasada que se opone a que se eleve el precio del dinero. No servirá de nada. “Las alzas de tipos son inevitable­s, no hay remedio”, insiste Pampillón. Es una medida necesaria –ya se verá si suficiente– para que los episodios actuales no deriven en una crisis de divisas.

NORMALIZAC­IÓN CON COSTE

El dinero que se fue a los emergentes con los tipos al 0% busca ahora bonos americanos al 3%

LA PRIMERA RESPUESTA

El manual dice que los afectados por caídas en su divisa tienen que elevar fuerte los tipos

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DAVID FERNÁNDEZ / EFE El presidente argentino, Mauricio Macri

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