Cs negocia fichar a un exconsejero de Feijóo para asentarse en Galicia
En pleno pulso con el PP por el dominio del espacio de centroderecha en España y en medio de la batalla sobre el futuro de la intervención estatal en Catalunya, Albert Rivera ha lanzado una ofensiva en la retaguardia de Mariano Rajoy, en el nido de la gaviota que identifica a los populares, Galicia.
La dirección española de Ciudadanos negocia el fichaje del exconsejero de Economía Javier Guerra, el empresario que formó parte de los primeros equipos del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y que lidera el sector crítico que en el congreso local de Vigo del 2016 obtuvo un 43% de los votos. Las conversaciones han generado un notorio malestar en el PPdeG vigués, que las considera una “falta de lealtad”.
El partido naranja quiere presentar a Guerra como el cabeza de lista en las municipales de Vigo dentro de un año, pero el todavía militante del PP preferiría concurrir a las generales o a las autonómicas. Así evitaría medirse en las urnas con el socialista Abel Caballero, el único alcalde de toda España que en el 2015 logró la mayoría absoluta en una ciudad de más de 250.000 habitantes y lo hizo además superando la barrera del 50% de los votos. En esa diferencia sobre el papel que jugará el exconsejero todo apunta que reside la cuestión que ha impedido por ahora cerrar las negociaciones que se mantienen desde hace ya varios meses y que en la formación naranja consideran cercanas a concluir con un resultado satisfactorio para sus intereses. La semana pasada Guerra declaró a los medios gallegos que anunciará la decisión sobre su futuro en días próximos, después de que transcendiese que ya habría comunicado a sus seguidores su intención de marcharse a Ciudadanos.
En el PP gallego hablan de la “sed de venganza” de Guerra, un empresario que triunfó vendiendo ropa deportiva para surf de la marca El Niño y que encajó mal la decisión de Feijóo del 2012 de no mantenerlo en la Consejería de Industria que había asumido en el 2009. Alineado con las posiciones más duras de los populares, en contra del aborto, en defensa a ultranza de la unidad de España y muy reticente al uso de la lengua gallega, Guerra siguió en el Parlamento de Santiago hasta el 2016 cuando, tras las autonómicas, optó a la presidencia del PP local, pero fue derrotado por su excompañera en la Xunta Elena Muñoz. En la dirección popular viguesa han calificado de “deslealtad” la negociación de Guerra con Cs, mientras el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, se pronunciaba en términos similares, pero Feijóo usó después un tono más conciliador, al desear que su “amigo” Javier Guerra no se estrelle como pasó con anteriores candidatos naranjas en Galicia.
Si bien a Guerra no se le atribuye un gran peso en la política autonómica, para el PP de Galicia su paso a Cs supondría la señal de que Rivera está entrando al fin en su territorio y lo hace por su punto más débil, Vigo, escenario clave para la pretensión de Feijóo de recuperar la Diputación de Pontevedra. Para Cs el fichaje representaría un aldabonazo en una Galicia hasta ahora poco propicia, pues, como recuerdan en la dirección del partido naranja, ahora mismo no cuentan con concejales en ninguna de sus tres principales urbes, Vigo, A Coruña y Santiago. Tampoco tienen diputados en el Parlamento autonómico y en 2016 perdieron el escaño coruñés en Madrid que habían logrado en el 2015. En Cs atribuyen al “efecto Feijóo” sus dificultades en una Galicia que, de todos modos, ya era uno de los territorios donde UPyD sacaba peores resultados.
Sin diputados ni ediles en las principales ciudades, Rivera intenta pescar en las divisiones internas del PP gallego