El Real Madrid recupera la corona continental
Los de Laso imponen su solidaridad sobre un Fenerbahce muy dependiente de Melli
El Real Madrid rompió ayer todos los pronósticos y conquistó en Belgrado su décima Euroliga tras dejar en el camino al CSKA y al Fenerbahce de Zeljko Obradovic, un viejo conocido que se quedó sin poder celebrar en casa el que también habría sido su décimo título en la competición continental. Los blancos demostraron no sólo haberse rehecho de la plaga de lesiones y bajas que han marcado su temporada, sino haber reforzado así su carácter solidario para convertirse en un equipo más completo y más sólido. Ayer, como el viernes en semis, anotaron 11 de los 12 jugadores que saltaron a la pista. Eso y el acierto reboteador, especialmente en un último cuarto en el que los defensores del título jugaron con tanta precipitación como dependencia de Nicolò Melli, fueron las claves de la victoria blanca. El Madrid había tardado 20 años en volver a ganar su última Euroliga, ahora lleva dos en cuatro años después de haber estado en tres final four.
Exprimiendo al máximo todos sus recursos y sin dejar de mover el banquillo, Laso consiguió pronto atajar el arrollador arranque del Fenerbahce y hacer que el peso específico de Luka Doncic en el partido no fuese el de los primeros minutos de juego, cuando el esloveno se echó el equipo a la espalda para ser el único anotador blanco de los primeros cinco minutos de juego. Mal le habría ido al Madrid esa dependencia que el equipo turco si tuvo de su estrella y máximo anotador de la final.
La irrupción en el partido de Rudy Fernández y Sergio Llull resultó decisiva para que los blancos remontasen un mal inicio y se pusiesen por delante en el marcador ya en ese primer cuarto. Una ventaja que ya fue de +8 al inicio del segundo cuarto, momento en el que Obradovic ya encomendó todas sus opciones a Melli. Fueron los mejores minutos de un Fenerbahce que también supo remontar para llegar con ventaja al descanso (38-40).
Obradovic, optimista, restaba importancia a su rival atribuyendo a los primeros triples del Madrid unas ventajas que habían acabado siendo un espejismo. Pero ni Laso ni su equipo se vinieron abajo ante los turcos y una afición tan mayoritaria como ruidosa y un parcial de 5-0 volvió a darles la ventaja en el marcador. Felipe Reyes, por su parte, forzó la tercera personal de un Melli que optó por administrarse y bajó el pistón. El Madrid volvió a ampliar su ventaja para empezar el último cuarto a +8 y se encontró con el inesperado regalo de una antideportiva de Vesely y un triple de Carroll que le permitió alcanzar el +10 a falta de 6 m.
Ahí fue donde aparecieron Tavares y Thompkins para hacer gala
EL PERDEDOR Obradovic, demasiado confiado en el potencial de su equipo, se quedó sin poder ganar en casa
de la última virtud del equipo campeón: una capacidad reboteadora que acabó resultando definitiva. Sobre todo tras unos tiros libres errados por Causeur, máximo anotador blanco, que estuvieron a punto de frustrar la exhibición coral de su equipo. “Hemos ganado porque somos más que un equipo, somos una familia”, señaló el francés tras la victoria. “La clave simplemente ha sido que hemos jugado como un equipo”, coincidió Doncic, elegido MVP de la final.