Su fútbol es ballet
De Andrés me cuesta hablar de su maravilloso fútbol porque cada vez que quiero racionalizar sobre él me invade el Iniesta persona. Lo cual dice mucho de él porque cuando uno ha sido y es tan grande futbolísticamente lo normal es que la persona quede en un segundo plano.
Una de las razones por lo que me ocurre esto es porque su fútbol es auténtica emoción. Su principal virtud es el manejo del espacio tiempo de forma superlativa. La conjunción de su capacidad de escanear todo el terreno de juego para valorar donde están todos los jugadores, además de grabar hacia dónde se dirige cada uno, le permite anticiparse unos segundos al juego, y eso en el fútbol actual es oro. A eso hay sumarle su acierto en la toma de decisiones. Decisiones que, gracias a la virtud antes mencionada, se producen antes de recibir el esférico. Cierren los ojos y recuerden esa clásica jugada en que alguien le pasa el balón, cómo ha visto en su escaneo previo que el rival le va a presionar y conoce la trayectoria que va a realizar, hace ver que quiere recibir el esférico yendo a buscarlo, el rival cae en la trampa y pasa de largo porque Andrés gira su cadera para contactar con el balón ya pasado. No abran los ojos y recuerden aquella jugada en la que el control orientado, alma mater del fútbol moderno, siempre lo realiza en dirección opuesta a la trayectoria de la carrera del rival. Podría continuar con muchas de sus características pero no tengo suficiente espacio.
Creo que todos tenemos claro que Andrés nos ha emocionado porque su fútbol es ballet. Seguramente la coreografía más compleja del mundo porque hay un rival que intenta anularlo. Pero piensen que uno de los patrimonios de Iniesta es que nos ha convencido de que el fútbol puede ser sublime sin que haya goles. E incluso podríamos decir, en referencia a lo explicado anteriormente, que el fútbol es bello incluso sin tener que tocar el esférico. Yo me he levantado del sofá por algún gol, pero también lo he hecho cuando Andrés, como en la última final de Copa, hizo alguno de sus amagos.
Andrés no es sólo fútbol preciosista, es un animal competitivo. Como si entendiera que el sacrificio de una infancia sin su familia no hubiera tenido sentido sin ganar un día y otro también. Andrés no es sólo un gran futbolista, es una persona que ha sabido regular su ego. Y por lo tanto siempre ha estado en su sitio. Que nadie se confunda: el hecho de no opinar no significa no tener criterio. Podríamos decir que esta actitud es fruto de su aparente timidez. Yo soy de los que piensan que seguramente es una muestra de extremada madurez. Guardiola relacionaba su normalidad con el hecho de no llevar ningún tatuaje. Es lógico, da la sensación de no necesitar retroalimentarse, de tener la capacidad de quitarse importancia a sí mismo.
Andrés es un ídolo para muchos aficionados al fútbol. Pero lo que nadie podía pensar es que algún jugador pudiera llegar a ser el ídolo del cien por cien de los aficionados culés y también de los seguidores pericos. Su actitud respecto a su amigo Dani Jarque nos llegó al corazón. Sentimos su dolor porque también era el nuestro, cuando intuimos que caía en depresión. Esta enfermedad que llega por la desaparición del amigo al que quieres. Que nunca es un síntoma de debilidad sino una demostración de sensibilidad y lealtad. Y que culminó haciéndole a Dani partícipe de la victoria en la única Copa del Mundo que tiene España. Andrés, en ese gol recuerdo cómo me levanté del sofá, pero sobre todo recuerdo cómo lloré por agradecimiento hacia ti.
Iniesta nos ha convencido de que el fútbol puede ser sublime sin que haya goles
Andrés no es sólo un gran futbolista, es una persona que ha sabido regular su ego