Coutinho anuncia el futuro
Un golazo del brasileño contra la Real sirve para cerrar una Liga de récord y dedicarle el último triunfo a Iniesta
El pasado y el futuro del Barcelona se dieron la mano ayer en el Camp Nou. Como si fuese un guiño del destino, el último partido de Andrés Iniesta, tras 16 temporadas, lo resolvió Philippe Coutinho, fichado para ser uno de los que llene el vacío que dejará el genio de Fuentealbilla. El brasileño no es tan constante ni tan regular como el manchego, sino que es más intermitente, pero cuando aparece es muy decisivo. No es tan fino pero cuando interviene lo hace con fuerza y potencia. Autor de pocos goles pero importantísimos, el adiós de Iniesta deja paso a un futbolista que acostumbra a marcar golazos. El cañón de su pierna derecha es una de las nuevas armas del Barça de futuro.
Al 14 no le pidan que organice el juego como Iniesta porque no lo hará. No se le puede demandar que ponga pausa porque le va la verticalidad. Uno ha sido un director de orquestra y el nuevo es un dj. Sólo así se entiende que debutase el 25 de enero y ya se haya convertido, con 10 dianas, en el tercer máximo goleador por detrás de los invariables Messi y Luis Suárez. Con Coutinho, que ha jugado más de extremo, el Barça gana gol. Ahora habrá que hacerse suya la posición de interior. Eso será ya será el año que viene. Ayer anunció el futuro.
La Real Sociedad hizo el pasillo al campeón pero cuando la pelota empezó a rodar Willian José no tardó ni dos minutos en cabecear a la portería de Ter Stegen. Fue un aviso para el Barcelona, que en los últimos meses ha adolecido de poca estabilidad defensiva, aunque ayer consiguió dejar la portería a cero pese a que en el centro de la zaga, Januzaj le volvió a sacar los colores a Mina cada vez que salía de su posición.
Al Barcelona le costó desesperezarse, como si descontase los minutos para la fiesta de después. Pero era el último partido de Iniesta y el manchego siempre disfruta en el campo de fútbol y con el contacto de la pelota. Él se tomó muy en serio el último partido, el 674, y fue contagiando al resto del equipo cuando probó el primer disparo del Barça, que salió rozando el lateral de la red.
El de Fuentealbilla también invitó a Dembélé con un gran cambio de orientación para que esprintase por la banda. El francés, después de estar muy gris en Valencia, enseñó que el Camp Nou le inspira porque hizo varias arrancadas por la derecha parecidas a las del día del Villarreal. Dembélé fue el gran atractivo hasta que Raúl Navas lo cazó con una entrada fuera de lugar torciéndole el tobillo derecho cuando lo tenía apoyado. La falta lo tuvo todo para hacerle mucho daño al francés, que se asustó mucho porque empezó el curso lesionado y además tiene el Mundial a la vuelta de la esquina. La jugada era de roja pero Munuera Montero encrespó al Camp Nou al dejarlo sólo en amarilla y perdonar a Navas.
Con ese mal sabor de boca se acabó la primera parte. Tras el paso por los vestuarios, Dembélé quiso salir para probarse pero enseguida entendió que no era el momento de correr riesgos innecesarios. Se fue pero el Barcelona seguía con el nudo en la garganta. Una sensación que sólo se quitó con el golazo de Coutinho, que encaró a Elustondo y Llorente, se paró, se perfiló y sacó un derechazo marca de la casa que tocó en el poste antes de colarse en la portería de Moyá. Con el marcador a favor, salió Messi que coincidió un último cuarto de hora con Iniesta, su gran socio, pero a la fiesta de despedida del capitán sólo le faltó el gol 6.000 del club en la historia de la Liga.
CON EL SUSTO EN EL CUERPO Raúl Navas cazó con una entrada feísima a Dembélé y el árbitro le perdonó la expulsión
TRAS MESSI Y SUÁREZ
En cuatro meses, el ex del Liverpool se ha convertido en el tercer máximo realizador del equipo, con 10 tantos