Lástima que se acabe
Los blanquiazules doblegan al Athletic a domicilio en otra exhibición de juego y entrega
¿Tenía que acabarse precisamente ahora, cuando el equipo se ha puesto por fin a jugar y a ofrecer lo mejor de sí mismo? El españolismo ha despedido la temporada trocando la decepción de hace apenas un mes por una rabia contenida. Con ganas de más después de ver cómo de la mano de David Gallego, un técnico sin nombre ni prestigio, pero con mucho fútbol en su discurso, su equipo ha sido capaz de desplegar todo su potencial en los cinco partidos que ha estado bajo sus órdenes.
Ayer, en San Mamés, el Espanyol toreó a un Athletic que acabó abucheado por su propio público. Le bastó un solitario y tempranero gol de David López –el primero de su cuenta esta campaña– en una acción de estrategia, pero pudieron ser muchos más, ya que los blanquiazules acabaron siendo los dueños absolutos del encuentro y dispusieron de ocasiones para sacar los colores a su rival.
El Espanyol volvió a hacer lo que ya nadie esperaba: montar a su afición en ese conocido carrusel de emociones que ni la era Chen ha conseguido desterrar para subirla en una nube cuando todo apuntaba a un final de ciclo aburrido y farragoso. La Liga, para el Espanyol, se había acabado hace jornadas, antes de la destitución de Quique Sánchez Flores. Y el epílogo, por sorpresa, ha sido lo mejor. Con Gallego, el equipo ha mostrado un potencial que su antecesor negaba. El partido de ayer no fue sino el últi- mo y probablemente mejor ejemplo de ello. Sin nada en juego, el Espanyol fue todo corazón y todo fútbol. Dio una buena muestra de entrega y de calidad y demostró ser un equipo capaz de interpretar todas las fases del partido para hacérselo suyo.
Con toda la carne en el asador desde el inicio –Gerard Moreno y un Sergio García que no se quiere ir arriba, Baptistão y Piatti desde las bandas–, el equipo supo contener al rival tras adelantarse en una acción a balón parado que también queda como herencia del técnico del filial. Los blanquiazules arrastraron a sus marcadores al primer palo para que David López apareciese en el segundo y cabecease libre de marca para abrir el marcador antes de que se cumpliesen los primeros 10 minutos de juego.
A partir de ahí no se puede decir que el Espanyol firmase un primer tiempo brillante. Al contrario: cedió el balón, evidenció indecisión cuando lo tuvo, estuvo errado a la hora de sacarlo... pero fue efectivo. Firme y ordenado en defensa ante un Athletic previsible que pese a tener hasta un 70% de posesión en esos primeros 45 minutos fue incapaz de generar peligro.
Esa solidez defensiva de la que presumía Sánchez Flores ha tenido ahora su correlato: en estos cinco partidos de David Gallego el Espanyol sólo ha encajado dos goles, ambos de penalti, pero ha marcado diez. Eso le ha dado 13 de los 15 puntos en juego. La comparación con los cinco partidos anteriores resulta sangrante: seis goles en contra, ninguno a favor y un solo punto de 15.
Aunque no han sido sólo esos resultados que lo aúpan a la zona media de la tabla lo que ha ofrecido el Espanyol en este sprint final, sino una imagen que poco tiene que ver con la de ese equipo que se paseaba como alma en pena ante rivales como el Alavés, el Leganés, el Getafe o el Eibar.
Ayer, aún evidenciando sus carencias–desde una alarmante falta de puntería a problemas en la transición y un recital de pérdidas–, los blanquiazules fueron un equipo capaz de competir ante un rival que puede estar en horas bajas, pero que no deja de ser el Athletic en San Mamés. También lo hicieron, y también para ganar, en el Metropolitano ante el Atlético y ante un Girona aún con aspiraciones europeas en Montilivi.
Pragmático, sin más brillo del necesario y del que puede ofrecer, el Espanyol se llevó la victoria consiguiendo rizar el rizo: que el protagonista del partido fuese Fernández Borbalán, y no precisamente por su arbitraje. El colegiado andaluz, que a partir de la próxima campaña se dedicará exclusivamente al VAR, pidió acabar su carrera en San Mamés y ante el Espanyol, el primer equipo que arbitró en Primera. Los blanquiazules le cedieron también el honor de ser él quien recibiese los aplausos de una grada en la que no faltaron familiares y hasta una pancarta de apoyo. Lo dicho: un final de temporada y de ciclo diferente, al estilo del Espanyol.
UN CIERRE INESPERADO
El equipo ha logrado subir en una nube a su afición en un final de ciclo que parecía aburrido y farragoso
LAS CIFRAS
Gallego ha conseguido 13 puntos de 15, su equipo ha marcado diez goles y sólo ha encajado dos, de penalti