Fred Vargas
ESCRITORA
La escritora francesa Frédérique Audoin-Rouzeau (París, 1957), conocida por su seudónimo de Fred Vargas como gran autora de novela negra, resultó ayer ganadora del premio Princesa de Asturias de las Letras.
La escritora francesa Fred Vargas (París, 1957), una gran dama de la novela negra europea, ganó ayer el premio Princesa de Asturias de las Letras, dotado con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró. Vargas es conocida básicamente por ser la creadora del comisario Jean-Baptiste Adamsberg, el personaje que protagoniza ya más de una decena de sus novelas, entre ellas El hombre de los círculos azules (1991), Los cuatro ríos (2000) o la recién publicada en España Cuando sale la reclusa (Siruela/Àmsterdam).
Vargas se llama en realidad Frédérique Audoin-Rouzeau y es una científica que adoptó su seudónimo –inspirado en María Vargas, el personaje de Ava Gardner en La condesa descalza– para escribir novela policíaca. En el 2008, declaraba: “Aún no me siento escritora... La escritura es para mí solamente una escapada”. Arqueozoóloga y medievalista –se doctoró con una tesis sobre la peste en la edad media–, esta fumadora ha trabajado como investigadora en el CNRS francés –donde creó en el 2006 una capa que impidió el propagamiento de la gripe aviar– y el Instituto Pasteur, así como en diversas excavaciones arqueológicas. Su primera novela fue, en los años ochenta, Les jeux de l’amour et de la mort y ganó el festival de Cognac. Es hija del escritor surrealista Philippe Audoin, que fue amigo de Breton. Su hermana gemela, Jo Vargas (primera en adoptar el seudónimo) es pintora, y su hermano Stéphane –que usa su apellido real– es historiador. Hija de mayo del 68 y militante ecologista, su compromiso político le ha llevado a apoyar –junto a otros escritores, como Gabriel García Márquez– al ex miembro de las Brigadas Rojas Cesare Battisti, amigo suyo y condenado en Italia por varios asesinatos.
En sus obras, contrapone a menudo el mundo del campo y de la ciudad y se recrea en la profusión de detalles porque “para que la creación artística funcione, para que tenga las virtudes terapéuticas que yo le atribuyo, hace falta que no se aleje de lo real. Si hay abstracción, si no hay permeabilidad entre arte y vida, entonces se produce un rechazo”. Defiende el género negro –al que prefiera llamar “de intriga”– como “novela que intenta identificar un peligro, algo muy importante, de vida o muerte. Si no puedes resolver tus temores, los representas en una ficción, para reconocerlos. Es la función de los antiguos mitos, de todos los cuentos: saber, avanzar. El arte, en el fondo, es algo que ayuda a dormir”.
Los últimos galardonados con el Princesa de Asturias fueron el polaco Adam Zagajewski (2017), el estadounidense Richard Ford (2016) y el cubano Leonardo Padura (2015). El jurado ha destacado este año que Vargas encarna la revitalización de un género como la novela de intriga, y que su escritura “combina la acción y la reflexión con un ritmo que recuerda la musicalidad característica de la buena prosa en francés”. En sus novelas, añade, “la Historia surge como metáfora de un presente desconcertante” y muestra la sociedad “como un misterioso y complejo ecosistema”. El jurado estuvo compuesto por Xosé Ballesteros Rey, Blanca Berasátegui, Luis Alberto de Cuenca, Lola Larumbe, Antonio Lucas, Ángeles Mora, Leonardo Padura, Laura Revuelta, Carme Riera, Fernando Rodríguez Lafuente, Ana Santos, Sergio Vila-Sanjuán, Darío Villanueva, Juan Villoro y José Luis García Delgado.