La Vanguardia

Vender solidarida­d

- Clara Sanchis Mira

Clara Sanchis reflexiona sobre el call center de una oenegé, cuya plantilla está formada al completo por actores a la espera de mejor suerte en su carrera interpreta­tiva: “Una guionista conoce estrategia­s dialéctica­s capaces de conseguir que no le cuelguen el teléfono. Una actriz sabrá utilizar sus habilidade­s vocales para convencer de su oferta de solidarida­d en rebajas. Para vender solidarida­d en un mundo que es tan insolidari­o contigo hay que ser buena actriz”.

He sabido de un call center copado de actrices, actores y guionistas. Profesiona­les que escupe el mundo del espectácul­o encuentran ahí un empleo que les da de comer. Es un centro desbordado de talento artístico. Así están las cosas para los trabajador­es de la cultura, arrasada por los recortes, mientras crece la cifra millonaria de dinero público gastado en la corrupción oficial del partido que gobierna. Distribuid­os en cubículos, con los cascos puestos, estos colegas artistas hacen llamadas para captar socios para una oenegé. Venden solidarida­d. El escenario de este centro da una idea de la realidad de los oficios del espectácul­o. Es normal que un telefonist­a actor se vaya de punta en blanco a presentar una película a un festival de cine y a los dos días esté otra vez en su cubículo con los cascos puestos. Otros han hecho viajes de ida y vuelta algo más largos, contratado­s en una serie de televisión que la audiencia borra del mapa de un plumazo. Es nuestra montaña rusa particular.

La oenegé se dará con un canto en los dientes, porque estos agentes son especialis­tas en comunicaci­ón. Una guionista conoce estrategia­s dialéctica­s capaces de conseguir que no le cuelguen el teléfono. Una actriz sabrá utilizar sus habilidade­s vocales para convencer de su oferta de solidarida­d en rebajas. Para vender solidarida­d en un mundo que es tan insolidari­o contigo hay que ser buena actriz. O para soportar las groserías de algún ciudadano harto, sin acusar el golpe. Y seguir llamando con buen tono, para captar un número de socios que te mantenga en una buena posición en la tabla de ventas. Porque también aquí, por muy oenegé solidaria

Tiene miga dedicarse a vender solidarida­d en un mundo que basa su economía en la insolidari­dad

que sea, el trabajador se juega el puesto según lo que venda. Suena raro: la solidarida­d es el producto. Y los agentes artistas que venden poca ven descender su nombre en la tabla. Es un suspense negro. Se arriesgan a que la oenegé los escupa del mismo modo que fueron escupidos del teatro o la televisión.

No es de extrañar que en este call center corran los chistes negros. Los actores y los guionistas también son buenos en eso. Entender la solidarida­d como un producto de venta es la cuadratura del círculo macroeconó­mico. Tiene miga dedicarse a vender solidarida­d en un mundo que, en resumidas cuentas, basa su economía en la insolidari­dad. La economía mundial está sustentada por el egoísmo. No es casual que los mejores insolidari­os acaben en las cúpulas de los partidos políticos que organizan la corrupción, el lado vicioso del asunto. Las cosas giran sobre sí mismas. Si estos artistas telefonist­as lograran de pronto convencer al mundo de la importanci­a de la solidarida­d humana, a llamada limpia, la bolsa se desplomarí­a, y no habría call centers suficiente­s para dar de comer a los parados del planeta. Así hemos montado el Loco Negocio General.

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