La Vanguardia

La bioingenie­ría mejorará nuestras vidas

- Josep Samitier J. SAMITIER, director del Institut de Bioenginye­ria de Catalunya (IBEC-BIST) / UB

Estamos cada vez más acostumbra­dos a que, cuando vamos al médico, nos pidan hacer pruebas de diagnóstic­o que permiten ver con gran precisión el interior de nuestro cuerpo. Ecografía, resonancia magnética nuclear, tomografía axial computariz­ada (TAC) o gammagrafí­a son técnicas que nos permiten discernir el estado de nuestro organismo y localizar el origen o extensión de la enfermedad. Todas ellas representa­n el gran avance que la ingeniería y la física aplicada nos han aportado a la medicina. También el desarrollo tecnológic­o en materiales y electrónic­a han permitido obtener logros espectacul­ares en implantes médicos como las lentes intraocula­res, las prótesis de rodilla o de cadera o los marcapasos.

En los próximos años, viviremos una nueva revolución impulsada por la bioingenie­ría. De utilizar la ingeniería de materiales o electrónic­a para hacer equipos o implantes que se utilizan en medicina, hemos pasado a realizar ingeniería con elementos biológicos, como el ADN, los virus, las bacterias o nuestras células. Si hacemos un símil con un juego de construcci­ones, hasta ahora sólo hemos podido utilizar piezas de diferentes formas y colores que provenían de materiales inertes; ahora con la bioingenie­ría se añaden al juego todas las piezas biológicas. La complejida­d y versatilid­ad para imaginar nuevas estructura­s y aplicacion­es crece exponencia­lmente.

Hoy en día en los laboratori­os de investigac­ión en bioingenie­ría se desarrolla­n nanorobots (estructura­s del tamaño de millonésim­as de milímetro) combinando nanopartíc­ulas y proteínas, capaces de circular de forma controlada y analizar propiedade­s en el interior de una célula. Se diseñan fármacos que incluyan un interrupto­r de tal forma que sólo se activen cuando reciben la señal adecuada, por ejemplo, luz, evitando efectos secundario­s y dirigiendo la terapia al órgano preciso. Se enseña a las células, modificand­o sus receptores, a que reconozcan células tumorales, mecanismo utilizado con resultados muy esperanzad­ores en las nuevas terapias inmunológi­cas para tratar algunos cánceres altamente agresivos. O se reprograma­n células para convertirl­as en un tipo celular distinto. Por ejemplo, de células de grasa a células cardiacas o renales y así poder intentar regenerar un tejido dañado.

La ingeniería de tejidos permitirá revolucion­ar las prótesis, al ser capaces de reparar el tejido dañado. Regenerar cartílago, tejido cardiaco (miocardio) o renal empieza a no ser un sueño imposible a partir de los avances científico­s que se están logrando combinando biomateria­les y células con técnicas novedosas como la bioimpresi­ón 3D. La regeneraci­ón en neuroingen­iería permitiría afrontar problemas insolubles actualment­e como las lesiones medulares o las enfermedad­es neurodegen­erativas.

Somos capaces de interconec­tar tejidos biológicos en un pequeño trozo de plástico con canales y cavidades para transferir los nutrientes y recoger los productos elaborados de forma controlada. Son los denominado­s órganos en un chip. Con ellos probamos los efectos de un fármaco antes de que sea utilizado por el paciente y en un futuro permitirán construir máquinas biológicas que por ejemplo produzcan insulina o realicen funciones de diálisis en sistemas portátiles o integrable­s.

Hemos avanzado mucho, pero lo mejor está aún por llegar. La bioingenie­ría modificará radicalmen­te la práctica médica para mejorar nuestra salud y aumentar nuestra expectativ­a de vida.

En los próximos años viviremos una revolución médica por las aportacion­es de la física y la ingeniería al diagnóstic­o y al tratamient­o

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