La Vanguardia

Yates tiembla por primera vez

Un ataque de Froome, con Dumoulin y Pozzovivo, pone al líder en apuros

- XAVIER G. LUQUE

Parecía un día de transición, con los aspirantes limándose las uñas, todos pensando en lo que les espera hoy y mañana. Pero el primer examen del tríptico final, el menos peligroso sobre el mapa de carreteras, acabó con un descalabro considerab­le. Un cambio de ritmo seco y constante de Chris Froome, a un kilometro y medio del final en Prato Nevoso, hizo daño. Poco antes ya había probado suerte Dumoulin, llevándose a rueda al líder Yates y también a Pozzovivo. El podio completo, todo normal. Pero cuando Froome lanzó la segunda andanada, el maglia rosa reventó. No podía, no tenía fuerzas. Al jefe de filas del Sky le seguían Dumoulin y Pozzovivo, pero no Yates.

En sólo un kilómetro a la deriva el líder cedió 28 segundos, que es exactament­e la mitad de la renta que había acumulado con paciencia sobre Dumoulin en las 17 etapas anteriores. De los 56 que tenía ahora le quedan 28. ¡Ha perdido, más o menos, todo lo que había arañado al neerlandés en el Zoncolan! Pero en estos casos incluso se puede asegurar de que lo peor no es la realidad matemática de la diferencia, el tiempo cedido, sino la impresión de desconfian­za que genera en unos y la ilusión de victoria que produce en los otros. Hoy habrá lucha abierta en el Giro, seguro.

No es de extrañar pues que ayer en la meta Yates fuera un hombre de pocas palabras

UNA PÉRDIDA SENSIBLE

En los últimos kilómetros Yates cedió 28 segundos, la mitad de su renta con Dumoulin

y muchos silencios. ¿“Que qué ha pasado? Nada, que no me encontraba bien y ya está. No hay más historia. ¿Sigo siendo el primero, no?”, fueron sus declaracio­nes.

En el análisis global de la jornada hay que decir que por fin triunfó una escapada. De un grupo de una docena de atacantes llegaron tres al punto determinan­te: el alemán Maximilian Schachmann, el alicantino Rubén Plaza y el italiano Mattia Cattaneo. Se impuso el primero, que suma así su segunda victoria como profesiona­l. La primera fue en Torrefarre­ra, en la última Volta a Catalunya. Plaza, de 38 años, ganador en el pasado en la Vuelta y en el Tour, no pudo hacer nada ante la punta de velocidad de Schachmann.

Pero la lucha de verdad se produjo unos diez minutos más tarde, con la llegada del grupo de favoritos. Por una parte se hizo evidente la pugna entre los dos grandes aspirantes al maillot blanco de mejor joven. El ecuatorian­o Richard Carapaz trató de poner en dificultad­es al colombiano Miguel Ángel López, pero la respuesta del corredor del Astaná fue demoledora y Carapaz, a pesar de la preparació­n del terreno que le hizo el Movistar, se vio superado.

Y por otra parte, se vieron los movimiento­s de los rivales de Yates para poner en tela de juicio la superiorid­ad del británico del Mitchelton. Y lo consiguier­on, y tanto. Porque una vez Dumoulin y compañía abrieron hueco, Yates no sólo no pudo acompañarl­es, sino que gente que venía por detrás, como un grupito con Carapaz y Pello Bilbao, también lo superaron. Yates, con la colaboraci­ón ya desesperad­a de su coequipier Mikel Nieve, llegó con la cara desencajad­a.

“Siempre había dicho que si las piernas me respondían seguiría luchando”, explicó Dumoulin. “Pues ha sido así, por fin, después de dos semanas y media”.

Y Froome también celebraba la nueva situación: “Por primera vez hemos visto un Yates no al ciento por ciento. No me lo esperaba...”. Hoy, segundo capítulo.

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DANIEL DAL ZENNARO / AP Simon Yates llegó a la meta descolgado de sus adversario­s
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